domingo, 19 de septiembre de 2010

Lázaro el pintor


Lázaro era un joven entregado a su trabajo, él era pintor, sin duda uno de los mejores en su clase, le gustaba ocupar viejas corrientes, entre ellas estaba el “Dadaísmo”, sin duda era fan de Salvador Dalí, era alegre, delgado, alto y siempre estaba sonriendo.

Un día decidió ir a pintar el muelle, pues él amaba el mar, sin duda ocuparía esa corriente, sería algo extraño, pero entre esa pintura, se encontraba la soledad que tenía su corazón, ya tenía tiempo que no encontraba a una pareja o es que interiormente seguía amando a esa persona que alguna vez le dio el corazón y un día lo miro a los ojos y le dijo “adiós”.

Esa misma tarde, Emilio lo observaba desde su pequeño barco, él cual le había regalado su abuelo antes de morir, Lázaro pudo observar esa mirada penetrante, que no le molestaba al contrario le hacía reír, le ponía nervioso, pero Lázaro seguía pintando y concentrándose en su trabajo.

Al término de la pintura, Lázaro se fue a su casa, y Emilio lo miro y miro, hasta que desapareció por el muelle. Pasaron los días, y Emilio esperaba constantemente la llegada de ese pintor, del cual desconocía su nombre, lo extraño de esto, era que Lázaro deseaba ir al muelle, para ver si volvía a encontrarse con Emilio, todos los días mientras tomaba el té y leía un libro, Lázaro podía observar la pintura que hizo en el muelle, lo cual hacía constantemente.

Era como si Lázaro se hubiera enamorado a primera vista, y lo mismo ocurría con Emilio.

Un domingo por la tarde, Lázaro decidió ir a pasear a su perro por el muelle, la sorpresa fue encontrarse a Emilio, mientras él bajaba de su pequeño barco, se miraban fijamente, y Lázaro tropezó con un bote de pescado que se encontraba en el muelle, Emilio corrió a auxiliarlo, “¿estás bien?, preguntó Emilio, “sí, solo fue una raspadura en mi pierna” contestó Lázaro.

Se presentaron, y al fin Lázaro conocía el nombre del extraño que había conocido una tarde soleada de abril, Emilio invitó de paseo a Lázaro en su barco, él acepto, mientras recorrían la bahía, observan el cielo y las gaviotas, charlaban sobre sus vidas, tanto en pasado y presente, lo que no sabían es que esa soledad que tenían se resolvería en su futuro.

Después de pescar y comer dentro del barco, Lázaro le dijo a Emilio que regresaran al muelle, pues le quería enseñar su cuarto de lectura y relajación, el arte que él hacía y una pintura especial que tenía colgada.

Ya estando en casa de Lázaro, le enseñó el jardín a Emilio, pues a él le gustaba mucho la naturaleza, al llegar al cuarto de lectura, Lázaro le dijo que cerrara los ojos, Emilio lo hizo, y cuando le dijo que los abriera, le enseñó la pintura que había hecho cuando se vieron por primera vez en el muelle, Emilio quedo sorprendido al ver la pintura, le dio las gracias y soltó una lágrima, “nadie había hecho nunca nada por mí” dijo Emilio, y Lázaro dijo “desde que te vi te me hiciste lindo y tierno, sin duda me conmoviste el corazón”.

Lázaro en su pintura, nunca pintó el mar y mucho menos el muelle, si no, el rostro de Emilio recargado en su barco. Después de ese momento, Lázaro termino con la soledad de su corazón, se había enamorado a primera vista de un ser especial, y Emilio encontró a una persona excepcional, el cual le cautivó el corazón de por vida.

Se enamoraron, se hicieron pareja y una semana vivían en el barco de Emilio y otra en la casa de Lázaro, su amor fue eterno.

3 comentarios:

YUE dijo...

me gusto mucho esta chida la historia sigue asi tienes mi apoyo

Jesus Angel Taboada dijo...

MUY LINDA TU HISTORIA!! NO PARES..

Luisa Moreno dijo...

Muy linda y romantica historia!gracias!