martes, 18 de junio de 2013

Mi vida en Cuba, día 5


Así fue como sonó mi despertador después de un rico descanso, una noche fresca, me metí a bañar, escuché que la señora Alicia se despertó para hacerme el desayuno, al sentarnos a la mesa me dio indicaciones de cuando llegara a Varadero, lo que tenía que hacer y lo que no,  y a las 7:00 am sonó el timbre, Gustavo había llegado por mí para llevarme a la terminal.

En el camino me explicó bien lo de los salarios de los profesionistas de Cuba, la cual cuenta con un 87% de su total de población que es profesionista, que un médico gana 40 CUC mensuales, lo que son 600 pesos mexicanos para poder comer, calzar, educar y salir adelante con su familia, fue cuando supe que Cuba hace uso del trueque, si el papá de un niño no tiene para la consulta de su hijo que se encuentra enfermo, el doctor le recibe una bolsa de azúcar o café, y con eso paga, y es como se hacen de las cosas que tienen en su hogar o para su consumo.

Cuando me dejó en el Ovnibus, bajé, y al entrar a la estación había taxistas que me ofrecían llevarme a Varadero por una cantidad de 15 CUC, ya que no hacía escalas, pero lo rechaze, pues iba a un lugar que no conocía y solo, al entrar me formé para comprar mi ticket, el cual me costó 12 CUC, y salía a las 8:15 am rumbo a Varadero, haciendo una pequeña escala en Matanzas.

Mientras esperaba la salida del autobus, subí a comprarme un agua, y busque algunas galletas, pero la cafetería era escasa, así que solo me la llevé para el camino, al formarme para abordar el bus, unos italianos se acercaron para preguntarme todas sus dudas sobre el camión, las paradas, el hospedaje, y todo lo demás, y ahí nos medio explicamos entre italiano, español e inglés, subimos al camión y me tocó sentarme solo, era perfecto para dormir, así que salió rumbo a la autopista, que pensé estaría en malas condiciones, pero no, la verdad que estaba muy bien, rodeada de hermosos paisajes, por lo cual no dormi.

Hizo una parada en la autopista para quien quisiera pasar a tomar algún refigerio, y ahí compre unas frituras cubanas, junto con dos jugos parecidos a los boings, subí al camión y los medio abrí, sabían a mucha harina, y comí pocos, así que seguí observando entre selva y el mar que a veces se dejaba ver por los costados, hasta que a la hora de camino llegamos a Matanzas, donde hice fotos de la pequeña ciudad con su bahía, sus casas coloniales y sencillas, me gusto el lugar, era tranquilo, pero no era lo que buscaba para el momento, así que no decidí bajar ahí, y seguí mi rumbo hacia Varadero.

Con forme avanzaba en la autopista, el mar cambiaba de ser un azul obscuro, a ser un mar turqueza, simplemente hermoso, lo que me decía que ya estaba más cerca de Varadero, y me emocionaba más...

Por fin, comencé a ver los grandes hoteles franceses y españoles que se encuentran en Varadero, así fue como bajé del autobús, para continuar con mi busqueda, afuera de la terminal había señores que te ofrecían llevarte a casa de renta de cuartos, pero no quise tomarlos, ya que me saldría más caro por la comisión de esas personas, y caminé y caminé para investigar por si mismo, ahí en Varadero había cuartos muy económicas y en buen estado, pero era solo para uso de cubanos, así que seguí caminando.

Ni había por ningún lado habitaciones para mi, busque en hoteles, y por decidioso me ganaron una que tenía un costo de 30 CUC la noche con el desayuno incluído, me mandaron a otros hoteles, pero nada, llegué a uno muy bonito, una casa antigúa pero en buen estado, que no era de renta, si no un hotel, cuando me mostraron la habitación en la parte de arriba, era el lugar más hermoso y acogedor para dormir que había visto, solo que contaba con dos camas, y me cobrarían el uso de esa aunque no dormiría en ella, su costo era de 45 CUC, dí las gracias, y el señor me dijo "te puedo llevar a una casa de renta que está a la vuelta de aquí, es mi familiar y está super bien con aire acondicionado, refrigerador, baño privado, agua fría y caliente, televisión, comedor y una pequeña sala", le dije que aceptaba, así que me llevó.

Ahí conocí a Lydia, la señora de la casa y la que se ve que lleva los pantalones en el hogar, a pesar de que su marido tiene un taller mecánico, el cual era como estar en los 50's con tanto auto antiguo, me mostró la habitación, y me gustó, asi que acepte pagar los 30 CUC, me instalé, y me fui a la playa emocionado, tome mis botellas de agua, las frituras, mi traje de baño, cámara, mi pequeña mochila, toalla, y así corrí por la Calle 51 de Varadero, para cruzar por las palmeras al hermoso mar caribe, con su arena completamente blanca y azul turquesa (Cancún y Playa del Carmen se quedan cortos).

Caminé por la playa hasta que encontrará un lugar que me gustara para instalarme, la playa lucía completamente vacía, uno que otro turista de la tercera edad, pero todo hermoso, encontré un camastro que me rentaron a 1 CUC, y me acosté a ver el mar.

Comencé a divertirme y a pedir cerveza, mojitos, mojitos y más mojitos, acompañados de mi libro "El país de uno" de Denise Dresser, comencé a comparar a mi país con Cuba, y que realmente Cuba no tenía casi nada de socialismo, ni comunismo.

Me metí al mar con el miedo de dejar mi cámara y mi Iphone en el camastro, con mi ropa, pensando que regresando no estaría, nada lejos, y lejos, aunque recordé el consejo de mi madre cuando partí "si vas a la playa no nades tan profundo como acostumbras, recuerda que vas solo, mejor ni te metas al mar", así que disfrute del mar, y regresé, igual por el pendiente de mis objetos, al llegar seguían intactos, y eso me dió más confianza.

Seguí bebiendo, vi como una francesa iba con su papá de unos 80 años, y ella se había ligado a un negro que se agarraba el pene para seducirla, se metieron al mar, el le dio un masaje, y después imagino que se marcharon a tener sexo, mientras el papá espero en la playa. Me hice amigo de Hiromi y de Johana dos chicas que viven en Londrés, una japonesa y la otra inglesa, nos comunicamos atráves de inglés, aunque Hiromi estaba muy lanzada conmigo, y quedamos de salir en la noche, más tarde quería que le regalara mis lentes, pero no accedí.

Ella estaba fascinada conmigo porque viajaba solo, decía que ella conocía Los Cabos, y que le parecían espectaculares, que estaban en una casa de renta y que partían de Varadero a la mañana siguiente, porque irían a otra playa de Cuba que se llama "Mi Cayito".

Como a las 3 de la tarde se acercó un grupo de argentinos y se tumbaron a un costado de mí, me puse los audifonos y comencé a imaginar y a pensar todo aquello por lo que había ido a ese momento de paz y traquilidad para mi mente, recordé muchas personas, lo que quería y lo que no, hasta que me di cuenta que a mis costados ya no había gente en la playa, y era el único, me estuve ahí hasta que se metío el sol, y la puesta de este fue hermosa, salí de la playa, y me metí a comer a uno de los hoteles donde había preguntado por el hospedaje.

Ahí estuve un rato, hasta que dieron las 8 de la noche y sabía que tenía que irme a bañarme, en el camino de la calle 29 a la 51, era largo, y en el me encontré con Hiromi y Johana, me dijeron que irían a cenar y que nos veíamos más tarde.

Al llegar a la casa, abrí con las llaves que me proporcionaron desde la puerta principal, y justo ahí me metí a bañar, me recosté un momento y salí a vivir la noche. 

Caminé, pues iría a un bar muy bueno, pero caminé tanto, y tanto, creo que fueron 20 kilómetros y estaba muy solo la aparte de las calles y autopista, aparecían hoteles, pero no mostraban vida, así que regresé, pues un señor de los taxis carreta me dijo que la disco la abrían a las 12 de la noche, y eran las 10, así que me regresé.

Y me metí a un bar, donde compré un mojito, y el cajero me quizo timar devolviendome de cambio 7 CUC como si le hubiera dado un billete de a 10 CUC por un mojito, pero le reclamé, hasta que mandé llamar a su supervisor, y el señor me regresó mi cambio completo de mi billete de a  20, esa actitud me molestó, salí del bar y me fui, entré a otro, y caminaba y caminaba, pero aún no hacía amigos, y no encontraba a las chicas que había conocido en la playa.

Después de un rato en el mismo bar donde me encontraba, tocaba un grupo en vivo, y el establecimiento no tenía paredes, así que afuera se llenaba de cubanos quienes se ponían a baialr y hacían por completo la fiesta, ahí observé a un chico que me gustó con playera verde, y ojo verde, lo miré, me vio y nos vimos fijamente, después compré una cerveza en otro establecimiento, regresé a ese mismo lugar, lo ví y me acerqué para saludarlo.

Ahí nos hicimos amigos, fue cuando supe su nombre José, quien me presentaría "Al boricúa" y a "Rodrígo" sus dos amigos, quienes bailaban con las turistas, comenzamos a platicar y me dijo que por un momento pensó que yo era cubano, que sí pasaba por cubano, que nunca imagino que yo fuera mexicano, y ahí comenzó todo, fue cuando le dije que donde compraba una botella de ron, para invitarles un trago, nos paramos, y nos acompañó Rodrigo, fuimos hasta el otro lado de Varadero, unas 6 cuadras separan al mar de norte a sur, y ahí en la gasolineria, donde hay juegos mecánicos y mesas de billar, lugar que se convierte en su hogar, porque si no alcanzan el camión de la 1 am que los regresa a su casa, se tienen que quedar a dormir en Varadero, o a veces simplemente no pasa.

Comenzamos a beber y a fumar tabaco cubano, regresamos al bar, y nos hicimos amigos de una rusa que estaba más ebría y divertida que nada, nos hicimos fotografías con ella, y luego José quizo una foto conmigo, nunca había visto una cámara fotográfica, así que me pidió de favor ver la fotografía que nos habíamos hecho, y se dió el lujo de decir "hacernos otra Erick, que en esa no salgo guapo como cubano", sonreí y así fue.

Más tarde ellos comenzaron a platicar de su situación actual, y de que José soñaba con ser modelo y llegar a Texas, la tierra donde vive su tío, me dijo que cuando escapara de Cuba, algún día me regalaría su carnet para que yo lo vendiera de contrabando a los mexicanos indocumentados, y se hicieran parte de EUA en un instante, haciendose pasar por cubanos, solo reí mucho, y le dije que sería buen negocio.

Así estuvimos hasta que dieron la 1am y corrieron todos para tomar su camión, y los turistas nos quedamos sin fiesta cubana, me fui a dormir, pues quedé de ver a José al día siguiente a las 10 am en la esquina de la calle 51, y la avenida principal. Y sí, fue la noche más ebria que tuve hasta el momento, pues la cabeza me daba vueltas, apagué la luz, y dormí...

lunes, 17 de junio de 2013

Mi vida en Cuba, día 4


Este martes, al despertar lo hice muy contento, desayuné como siempre mis huevitos, arroz, frijoles, galletas, jugo de guayaba natural y mi rico café cubano, al salir de la casa de la señora Alicia, me dirigí a La Habana Vieja, y es que quería caminar por sus calles, conocer a más gente y tener nuevas experiencias.

Al llegar caminé por las calles de empedrado, que se conocen así por las rocas de río que están impregnadas sobre ellas, ahí entré a ver la farmacia más hermosa que he visto en toda mi vida, todo de porcelana y caoba, con pasillos largos con recipientes con el medicamento, una caja registradora antigua, y es que fue fundado en 1898, era por ello que todo se encontraba como en aquella época, a la vez la farmacia sobrevivía de las propinas que dejan los turistas.

Al salir de la farmacia, se encontraba una señora sentada en las escaleras de una casa, justo a lado del local de mojitos, me dió mucha curiosidad acercarme a ella, pues era muy alegre, colorida y con una cara de ternura que conquistaba a cualquiera que pasara a su costado, esta calle se encontraba llena de música callejera, lo cual le daba un sabor al momento, así que decidí acercarme, y sí, le pregunté que como se llamaba, me dijo "Alicia", igual que la señora Alicia (la de la casa donde me quedé), platicamos un poco de mi país, y ella del suyo, nos hicimos una foto, y al final le regalé 2 CUC, ella contestó "Dios te bendiga, por eso amo a los mexicanos, son los mejores, regresa pronto a La Habana, que aquí te esperaré"... Le tomé la mano, se la apreté en señal de que era promesa, así que continúe mi camino.

Caminando se me acercaban cubanos ofreciéndome fiesta, y más fiesta, me sentía en el lugar indicado para mi personalidad, solo que por ahora estaba conociendo y quería entrar a más y más museos, tenía hambre de ellos, así que observé el hermoso palacio, con un toque arquitectónico greco-romano, y era "El Ministro de Finanzas y Precios", la policía que se encontraba en la entrada no me dejo pasar, me dijo que solo podía hacer una foto, peor yo hice varias, no le haría caso, pues los policías cubanos me caen mal por culeros con los propios cubanos, si todos están en la misma situación.

Caminé y caminé, y la calle cada vez era más colorida, era como estar en Madero del Centro Histórico de la Ciudad de México, pero con más color, cubanos, españoles, australianos, y todos con buena vibra, por lo menos había dos grupos musicales en una cuadra, siempre con ruido musical que le daba el toque a Cuba, señoras que te ofrecían bailar, y si no sabías te enseñaban.

Entré al Hotel Florida, que es famoso por lo antiguo, y lo hermoso que está, tiré unas fotografías, para continuar en el Museo de la Plata, donde conocí a Cristina, una señora negra que me cayó bien, ya que me contó la historia del museo (una casa colonial) a cambio de un café, cosa que me agradó mucho, alguien que es maestra de historia me contaba sobre Cuba, y ella sabía muchas cosas de la historia de México, como que me alegraba, porque luego muchos mexicanos no saben ni un 10% de lo hermosa que es nuestra cultura. Al salir de ahí, me dijo que yo era muy lindo, que ojalá regresara pronto, y cada vez confirmaba que los cubanos son unas hermosas personas, y no por su físico, si no por su calidez humana, a pesar de que muchos los vean como interesados.

Entré al Museo de la Ciudad, que me costó 10 CUC más 1 CUC por las fotografías que realizará dentro del lugar, ahí pude ver desde las personas que gobernaron Cuba cuando fue fundada por los españoles, así como la familia real, las batallas que tuvieron con otros países, sus guerras internas, arquitectura, música, carruajes hermosos, juguetes antiguos, pinturas, restos de humanos, banderas, y todo aquello que le da vida a un país, su historia, su gente y sus relatos.

Hacía mucho calor, así que cuando terminé de ver el museo salí, para seguir caminando por La Habana Vieja, hasta que llegué a La Floridita, el bar donde había estado un día anterior, así que me dirigí al Parque Central, para salir al malecón y caminar sobre el.

Al llegar al malecón caminé desde La Habana Vieja hasta La Habana Libre, que son alrededor de 12 kilómetros de distancia, al llar entré al Hotel Nacional que es uno que se encuentra sobre un cerro, y es muy hermoso, tiene unos balcones que muestran parte de La Habana y el océano Atlántico, que en esa parte es muy agresivo, y está prohibido nadar, así como la fila de cubanos que se encuentran sentados conviviendo sobre el Malecón, divirtiéndose con sus amigos, bebiendo, fumando, bailando, familias que salen a distraerse, quien sueña con la libertad y quien se prostituye para poder tener una mejor vida.

Después de que salí del Hotel Nacional, caminé de regreso a La Habana Vieja, y ahí muchos jóvenes me invitaban a la fiesta, mientras yo bebía una cerveza "Bucanero", hubo una chica que intentó ligarme para sacarme dinero, pero no caí "oh sorpresa no me gustan las chicas", y ella me respondió "bueno yo puedo hacer que cambies de opinión", a lo que le dije "no creo, me gustan mucho los hombres", y su respuesta fue "bueno pues, con mi amigo", su amigo sonrió, se acercó y me dió un beso en la mejilla, y le dije "igual y sí, pero no me gusta, hasta luego chicos diviertanse" y seguí mi camino.

Mientras continuaba, muchos chicos me ofrecían sus servicios, pero ninguno me gustaba, y eso que eran guapos, pero no me llamaban la atención, así que me encontré a mis amigos los músicos de un día anterior, los saludé, y me preguntaron cosas sobre la economía de México, uno de ellos me seguía comentando sobre su novia mexicana que regresaría por él, y que en 4 meses estaría fuera de Cuba, "pero cuando esté en México quiero vivir de conciertos, un grupo de salsa me gusta como el de Margarita o Los Ángeles Azules", a lo que le respondí que estaba padre, pero que la industria musical era muy dificil, pero que podía luchar por sus sueños... así que continúe... 

Al llegar a la parte donde se encuentra el Faro, fume un poco de mota con unos cubanos, acompañados de reggae, me sentía libre, podía hacer lo que quisiera, y a pesar de que está penadísimo, pues el narcotráfico también existe en aquel país, aunque lo compra más el turista y los estudiantes extranjeros, que el propio cubano, por eso del dinero.

Pusieron una rola en un celular, porque eso sí quien tiene la oportunidad de tener un buen celular se da el lujo de presumirlo a otros, (así como quien tiene un perro como mascota) y era "Bob Marley - Is this love", ahí conversé con Omar que con esa canción me quiero casar, y que ese día será un momento especial, le platiqué que antes creía que tenía al amor de mi vida, pero que se fue así sin más, y que descubrí que no, que estaba equivocado, él escucho todo lo que yo le platique, y de lo cual me quería deshacer de ello en Cuba, para poder ser libre y pensar, encontrarme conmigo mismo, es por ello que viajo solo... él respondió "esa persona que dices que te dejo, no sabes lo que dejo, es un pelele", le invité una cerveza, seguimos conversando sobre sus sueños, los cuales son algún día salir de ahí, ejercer el periodismo en algún país como Chile, Argentina o México, pero cree que porque me conocíó México es el indicado para realizar su sueño, aparte de que tiene un amigo en Los Cabos, y le dice que es hermoso.

Me despedí de Omar, y diez minutos más tarde conocí a dos amigos, uno de ellos de 28 años, guero, fornido y marcado, y vestía tipo skate, me platico que su papá vive en México desde hace 7 meses, que su hermana lo pudo sacar, la cual se casó con un mexicano, "ahora yo, ya tengo la visa para irme a vivir al DF, y estoy contento, sé que allá te veré, y que nunca más regresaré a este país tan mierda como Cuba", le respondí "tú país es tan hermoso", y me calló diciendo "eso dices, porque no sabes lo que es ser cubano", después me abrazo y me dijo "a ti te gusto yo, lo sé, a mi me gustas tú con tú linda sonrisa", y me beso, fue el primer beso cubano que había probado en mi vida, y se los juro, era tan romántico, tan pasional, que me prendió.

Y Víctor dijo "quiero llevarte a la luna", y le respondí "quiero que me lleves", y es que en verdad era o es muy sexy, agregó "pero mi amigo se quiere unir", y le dije "no, solo tú y yo"... Le conté que yo no podía llevar a nadie a la casa donde me hospedaba, así que le dije que me llevará a una casa de renta que ellos mismos saben quienes son quien alquila las habitaciones por un momento...

Caminamos por el malecón, hasta subir a una avenida principal, el sol estaba a todo lo que dá, y me invitaba del ron cortado que llevaba en su botella de tetrapack, mientras me platicaba de como su hermana le había hecho para llegar a México, de la nada me dí cuenta que estaba en la calle donde había ido a la fiesta de la jinetera, caminamos dos cuadras arriba, salimos a la universidad, me dio miedo en ese momento, y Víctor lo notó, "no tengas miedo, soy buena persona porque sé que eres buena persona, crees que voy a arriesga mi visa por una tontería contigo, estas loco", y me volvió a besar...

Llegamos a un edificio, el chifló, abrieron la puerta y subimos hasta un 4o piso, era como estar en un departamento de la época de los 50's, todo antiguo, en buen estado, y un bonito departamento, ahí se encontraba un señor negro, alto y gordo bebiendo un mojito, le pedí a Víctor su carnet (IFE) para que yo pudiera estar seguro, le pagué al señor por la habitación de su departamento (me imagino que era cuarto de sus hijos), entré a su baño y escondí el carnet por cualquier cosa.

Al salir del baño, entramos a la habitación, y comenzó a besarme, y definitvamente me llevó a la luna, y fue un viaje espectacular, y entendí porque las personas se enamoran de los cubanos o cubanas... Cuando aterrizamos, me platicó que tenía un hijo de 2 años, y que no era gay, que lo había hecho para comprar pañales, aunque a veces lo hacía, pero que en realidad no lo necesitaba, pues su hermana le mandaba dinero de México, y con eso vivía bien. "Cuando salga de aquí trabajaré en tú país, y no regresaré solamente a sacar a mi hijo, a mi mujer no, ya ni es mi mujer"...

Quería que le cambiara mi playera por la suya, pero no accedí, nos fuimos y al bajar las escaleras su amigo del malecón lo estaba esperando, me sonrio y dijo Víctor "confirmale a este que estoy brutal", yo solo reí y le afirmé con un movimiento, me marché y fui a caminar, quedando de velo nuevamente, cosa que no sucedería.

Caminé de regreso, y me fui a comer, hasta que llegó la noche, fui de visita al Hotel Inglaterra, hice unas fotografías, subí al último piso donde hay un bar que se ve toda La Habana, me tomé un mojito, y baje, al sali de ahí, un chico me observó como de unos 22 años, y me dijo "ven", al acercarme "oye vamos a otro lado más privado", le dije que no, "andale no he comido", y le respondí "solo traígo 10 CUC y no alcanza para nada, iré a dormir mañana me voy de aquí", y me dijo "vivo solo, vamos a mi departamento a unas 4 calles de aquí, no vas a pagar cuarto", le volví a decir que no, ya que tenía mucho sueño, y seguía en la luna, "no he comido, por favor", me enseñó su cartera vacía, en donde se encontraba una carta, una imágen religiosa y su carnet, el vestía muy bien y era realmente hermoso, a lo que le respondí "a ti te llevo hasta México son esa cara hermosa, pero de verdad otro día te vengo a ver, porque hoy estoy muy cansando, solo quiero llegar a dormir".

Caminé hasta El Capitolio y tomé mi taxi atrás del barrio chino, al hacerlo, en el camino me iba dormitando, pero no podía hacerlo por completo, iba con más cubanos y me podían robar, eso fue lo que pensé, se subió una chica que me coqueteaba, se dió cuenta de mi cansancio y de que no reconocía las calles, me preguntó dónde bajas "en las vías, en 10 de oct", y ella dijo "para ser de México y venir hasta 10 de octubre está lejos, seguro eres estudiante", le respondí que sí, reconocí un poco las calles, pero estaba confundido, pues en esa parte no hay mucha luz eléctrica, al pasar las vías, me dijo ella "estas son las vías rey, vete con cuidado que aquí esta feo", me bajé, le dí las gracias y caminé hacia casa de Alicia.

Al llegar cené, me di un baño, y es que había sido el día que más había caminado en mi estancia en Cuba, le marcamos a Gustavo para que pasara por mí al otro día  a las 7:00 de la mañana, pues mi autobus salía a las 8:00 am, y era un recorrido de 30 minutos desde la casa de Alicia a la central, y me fui a dormir a las 10 de la noche...