domingo, 28 de abril de 2013

Mi vida en Cuba, día 2



Había llegado en domingo a la casa de la señora Alicia, así que dormí muy poco, tenía muchas ganas por conocer Cuba, saber más de su gente, así que me desperté fui directo al baño, y Alicia me recibió con un desayuno sencillo, pero muy rico, se sorprendía al ver que comía muy poco, y sí un rico café del que ella hace, me inyectaba más energía para seguir y seguir en aquella aventura.

Al salir de la casa, fuimos al mercado, a comprar pollo, huevo, y alimentos para los días que yo estuviera ahí, fue cuando ella me comentó que en Cuba solamente dos veces al año (2 meses) había papa en La Habana, y lo que más se le parecía en el país era la Malanga y la Yuca, cosa que compramos para acompañar las ensaladas como puré, me explico que cuando había papa la gente se peleaba por dos papas, y que era una ola de violencia en los mercados. La verdad eran mus escasos, ahí compramos refrescos que la verdad eran muy dulces, y sí fue el famoso "Tropikola", aunque había uno muy rico de cebada.

 Después de eso, tome mi día rumbo a la avenida para tomar mi taxi, esta vez me toco ser el copiloto y el taxista venía escuchando a David Bisbal, cosa que me dio mucha risa, al llegar al cine Yara, caminé hacia el Habana Libre que era donde pasa el turibus, el cual tiene un costo de 5 CUC, y es el recorrido por toda La Habana, te puedes bajar donde quieras, conocer ese lugar y volverlo a tomar.

El día lucía nublado, y sí al llegar al malecón el océano no se veía, era completamente neblina, aunque se sentía un calor como de 27° grados, en ese primer trip conocí a unas señoras francesas quienes fueron las que me estuvieron haciendo las fotos, durante el trayectorio en el malecón, el cual conocí a la perfección en los siguientes días. Comenzó a llover y hacer un viento muy fuerte, que decidí bajar para observar todo desde la ventana. Al llegar a La Habana Vieja, decidí hacer la primera bajada del autobus.

Así llegué al Templete, que es el monumento donde se fundo Cuba por los españoles, aquí donde comienza a la historia de la colonia, antes de que llegaran a Veracruz en México, el cual está construido de mármol, y enfrente de el, se encuentra un árbol de ceiba que fue lo único que había cuando los marineros llegaron a la isla.

Al salir se encuentra La Plaza de las Armas, el cual fue el primer espacio público para los habitantes del país, y en donde se encuentra el momumento al primer presidente de Cuba, ahí conocí a Niruka una negra cubana que se disfraza de una forma muy folklórica, reparte besos y te puedes hacer fotos con ella, me cayó muy bien, y me platico que era la forma en que daba de comer a su hijos, solo que para poder pedir una propina a los turistas por las fotos tiene que pagar un impuesto al gobierno, me dio un beso que me duro todo el día, y ella descubrió desde el principio que yo era de México, aunque algunas veces me confundieron con otras nacionalidades, lo cual contaré más adelante.

Después, decidí pagar para entrar a la Casa de Gobierno Municipal, un museo pequeño, pero con historia sobre el socialismo y comunismo. Así llegué al Castillo de la Real Fuerza, y fue la primera vez que un soldado cubano me pregunto que si no traía una goma de mascar, a lo que le dí unas paletas de cerveza. Al entrar me costó 6 CUC, lo cual se me hizo carísimo, pero lo pagué, y ahí hablaban de que era parte de la fortaleza (Castillo del Morro), y esta parte era donde se construían los barcos, los cuales eran muy buenos, ya que el océano de Cuba siempre se ha caracterizado por ser salvaje, y así derrotaron varios barcos piratas. 

Al salir de ahí, se encontraba un tianguis con libros de Fidel, Castro y Almedia, así como de comunismo, socialismo, La URSS, y una infinidad de antiguedades, restaurantes y paladares, músicos por todos lados, lo cual le daba un sabor tipo colonia Roma en México, pero con cubanos, y un olor especial lleno de humedad, se observaba una calle larga y llena de gente, como tumulto en el centro histórico de la Ciudad de México, pero limpio, gente linda y música.

Regresé al muelle, caminé por unas calles viejas y antiguas, para esperar el turibus, regresé a él, y en ese momento conocí a una familia argentina los cuales se regresaban en la noche a su país, y me recomendaban lugares para visitar, esta vez decidí estarme más tiempo en el turibus para conocer más allá de lo que se veía del malecón, así supe que curiosamente Estados Unidos tiene una embajada dentro del país, cosa que me enojó mucho, siempre este país tan vació (cultura) y metido en todos lados.

Al dejar de llover me volví a subir para ver todo mejor, y sentir el aire, no dejaba de sorprenderme lo guapo que son la mayoría de los cubanos, y hasta los feos tienen algo, y es que todos son sexys en su mayoría, en un momento el autobús se detuvo enfrente de un edificio en ruinas pero con familias, una niña como de 14 años me vio, nos observámos, y me dijo  "ey papi yo te doy todo", para lo que reí mucho, y le dije "eso es todo", ella solo río como loca con las niñas con la que se encontraba.

El autobus hizo una parada, y subio un gay ruso, el cual sabía español y venía con un venezolano, con los cuales siguió mi recorrido, el autobus se metió hasta el puerto, llegó al circo y la Cecilia, lugar que visitaría después, pues me lo había recomendado Fabiola, una compañera de trabajo. El acuario, la embajada de Rusia la cual es enorme, la embajada de Sudáfrica la cual alguna vez fue atacada por los cubanos por un conflicto político.

Al llegar a la Plaza de la Revolución me baje, y ahí caminé y caminé, me hice foto con El Ché, con Fidel, y ahí se encuentra todo el ejército cubano, por un momento llegué a pensar que era donde vivía Fidel, pero no ahí no es, los soldados no dejaban pasar a la parte superior de la plaza, donde se desprende un momumento dedicado al socialismo cubano, y la revolución. Por cierto las calles están llenos de mensajes revolucionarios. Seguí caminando por las calles sin saber a donde me dirigía, cuando un soldado me detuvo y me dijo que por ahí no podía seguir, que me marchara de ahí.

Para lo cual pregunté hacia donde se encuentra El Capitolio, y me dijo sigue toda esa calle derecho hasta llegar al mercado y central de camiones, doblas a la derecha, hay un parque, y giras a la izquierda bajas y todo derecho, cosa que volví a repetir con cada cubano que veía y que me daba confianza, ya que ahora no me encontraba en un lugar turistico o con mayor seguridad, cosa de la cual estaba equivocado, pues todas las calles tienen cámaras.

Caminé, y caminé, el sol salió fuertemente después de la tormenta que había caído, camine por calles llenas de magia, pobreza no, eso lo puedo decir, Cuba no es un país de pobres al menos ahí todos tienen derecho a alguna porción de alimento, aunque ahora es menor a la que les daban en décadas pasadas, con la famosa lista.

Después vi a una señora, con su hija y su nieto, bien vestidos como la mayoría de los cubanos, y pregunté hacia El Capitolio, y me dijo la señora "que barbaridad, eso está muy lejos, estás perdido", no vengo desde La Plaza de la Revolución, y me dirijo hacia allá, me dijo "está lejísimos pero si eres buen caminante sigue derecho,hasta el cruce donde está el Hospital Nacional, toda esa avenida es de un mercado al final de ahí, te cruzas en la fuente, y a dos calles está el Capitolio", les dí las gracias, y al niño le regalé unos dulces.

Observaba a los cubanos como me miraban, uno me alcanzó para preguntarme donde había comprado mis alpargatas, las cuales están de moda en la isla, le comenté que en México, y me dijo "pensé que eras cubano, que tienes toda la facha", me reí porque no era la primera persona que pensaba que yo era cubano, cuando me despedí, me dijo que si me las intercambiaba por algún objeto, que el vendía ropa, pero le dije que no.

Seguí caminando, y noté que los policías no eran muy de mi agrado, aparte de antipáticos no sabían hablar bien el español o les daba pena, no sabía, pero no me caían bien desde ese momento, después los terminé odiando.

Al llegar al Capitolio, le hice fotografías, y aquí tuve una parte desagradable del viaje, o más bien yo fui pendejo, un señor con un carro hermoso convertible de 1957, me abordó para decirme que cobraba el viaje a 35 CUC por dos horas, y que me llevaba a los lados que yo quisiera. Le dije que no, entonces me dijo que me subiera a él, y que me hiciera una sesión de fotos, a lo cual accedí, al bajarme porque una turista subiría al auto a hacer lo mismo, le di 2 CUC como propina, a lo cual me dijo "oye eso es muy poco", y pensé tiene razón, le dí 20 CUC (pensando que eran 20 pesos mexicanos), así que me retiré, y vi la cara de felicidad del señor.

Seguí caminando por el Capitolio, llegué al parque central donde se encuentra el Hotel Londres, y el monumento a José Martí, así como el Centro Andaluz, y quise comprar un agua, cuando hice cuentas noté que me faltaba mucho dinero, así que reaccioné que el señor me había visto la cara, y me regresé para reclamarle, le dije a un policía y cuando fuimos ya no estaba, llegué a la conclusión de que había sido un tonto, y me enojé mucho conmigo mismo.

Volví a tomar el autobús para conocer la parte que me faltaba, pasé por las calles del centro y reconocí que era el lugar donde había estado en la fiesta de la jinetera, la universidad, y noté que había un movimiento estudiantil del cual desconocía, e invitaban al concierto nocturno y las palabras del líder del consejo estudiantil, calles más adelante se aproximaba una marcha la cual llevaba banderas de huelga, y me sorprendió que en un país tan reprimido se hicieran manifestaciones, todas con jóvenes estudiantes, y me sentí en el movimiento estudiantil de 1968.

Conocí la aduana, la central de trenes, los trenes de todas las épocas, el barrio chino, y muchas calles más, las casas eran bonitas, hasta que llegamos a la zona residencial de Cuba, y sí era un Santa Fé, cosa que me dio risa, pues el país no era tan capitalista como parece.

Eran ya las 6 de la tarde, y no quería ir a casa de Alicia a comer, pues estaba lejos, y aún había mucho por conocer, aunque ya había caminado mucho y comenzaba a cansarme, así que me baje y caminé hacia a La Universidad, fue donde pregunté que qué pasaba, y todos los movimientos estudiantiles eran por el Natalicio de José Martí, y eran previos al festejo grande, que era al otro día (lunes).

Pregunté por algún paladar que son restaurantes, pero más económicos que los restaurantes, y así fue recorriendo de uno por uno, hasta que uno me convencio, pues desconfiaba de las noticias que vi antes en mi México, sobre el brote de cólera, y las indicaciones que me había dado Alicia por si comía en la calle, así que me metí a La Antonio, una casa que renta habitaciones a turistas, y en la parte de hasta arriba del edificio tiene un paladar muy bonito, y agradable, lleno de naturaleza, color, y un olor a comida rico.

En esa comida, pedí una bebida de cebada, así como mi pechuga estuvo acompañada de malanga, la que había comprado con Alicia en el mercado, era la primera vez que la probaba, y comí mi arroz criollo acompañado de frijoles, y un sabor a especies muy rico.

Al termino de esto, caminé hacia el Yara y por la calle 23, llegué al malecón y vi a toda la juventud cubana, me senté a ver el mar, a observar a los cubanos jóvenes, y a los que me observaban como distinguiendo que no era de ahí, un cubano se acercó y me habló en inglés, a lo que le respondí igual, al preguntarme de donde era, le dije que de México y comenzamos a hablar en español, según él pensó que yo era de Texas, se marco, y veía que señoras pasaban vendiendo palomitas, y otras unos cucurucos de papel que no sabía que contenían, pero que los cubanos compraban por 1 peso cubano.

Así mismo tomé que todos tomaban un líquido en cajas como de boing, cosa que pensé que era algún jugo, o leche, (después les cuento que era), y así vi el mar, las olas eran fuertes, a pesar de las rocas que las rompen, estas venían con fuerza.

Fue el primer contacto que tuve con un cubano negro, guapo, fuerte, que al estarme preguntando sobre mi vida, y yo sobre él, después me ofreció servicios sexuales, por un momento pensé en tomarlos, pero le dije que no, me hizo sentir mal como de la nada se ofrecían por unos cuantos CUC, después se marcho porque una patrulla se puso enfrente de mí, él dijo que porque vieron por la cámara que yo era extranjero, y que ahora me cuidarían, para que ningún cubano me acosara, y se marcho...

Me sentí incómodo por la patrulla, y me moví a otra parte del malecón, y ahí estuve por dos horas más sentado, y viendo pasar la tarde, que después se hizo en noche, caminé hacia el Hotel Nacional, y lo fui a conocer, regresaría al otro día a tomarme un mojito, puesto que me encontraba cansando.

Al llegar a casa, le platique a Alicia lo ocurrido con el cubano que me timo, y se enojó mucho, me regañó por no ser cuidado, y más por ser mexicano que tenemos fama de abuzados. Ahí me senté con ella a ver televisión, y noté que las telenovela son portuguesas o brasileñas, y se las traducen como si ellos fueran analfabetos, en una de ellas el tema principal era uno de Maná, una de las bandas con las que trabajo en Warner Music. 

Cenamos galletas, las cuales guarda en un recipiente blanco, y las parte en trozos, son como las saladitas de aquí, pero sin sal y sin azúcar, está vez no tomé café pues me quitaría el sueño, tomé un rico jugo de guayaba natural, un poco de pollo, y me fuí a a leer, y después dormí, pensando en el sigueinte día sería fiesta, fiesta y más fiesta, pues ya había conocido todo, solo faltaban museos, del otro lado de la isla donde se encuentra el Morro, y pensé en lo grande que es mi DF.


sábado, 27 de abril de 2013

Mi vida en Cuba, día 1



Todo comenzó un sábado 26 de enero, en compañía de mi mamá, mi hermana, mi sobrina y mi cuñado que me fueron a dejar al aeropuerto, lo primero que hice antes de llegar a él fue pasar de rápido al súper a comprar dulces, pues el lugar que me esperaba por lo que he escuchado piden dulces a los extranjeros, baje solo, corrí con una emoción por llegar a aquella tierra que se encuentra entre el Golfo de México y el Océano Atlántico, al tener la compra regresé de prisa a subir al auto... Veía la cara de preocupación de mi madre al saber que viajaba solo, en una tierra donde no conocía a nadie.

Podía ver avenida circuito interior, al ver el aeropuerto se aproximaba me entro un nervio, pero no lo demostré, ya estaba ahí, no me podía echar para atrás a algo que había anhelado tanto, viajar solo fuera de mi país.

Al llegar al aeropuerto pague el impuesto que me otorgaría mi visa para poder entrar a aquel lugar, en la misma aerolínea me encontraba a uno de los artistas con los que trabajo, nos saludamos, iban a un show a Los Ángeles, al despedirme de ellos iría a desayunar, al termino de esto mi familia me acompaño a la sala de abordaje donde me quedaría completamente solo, aunque ya lo había hecho por parte del trabajo, pero esta vez era diferente.

Al pasar los filtros me encontraba con sentimientos encontrados, entre emoción, ya extrañaba a mi familia, miedo al llegar a un lugar desconocido, pero así fue como más me emociono el saber que por fin cumpliría un sueño que tenía desde pequeño.

Al subir al avión note que muchas personas irían ahí, me relaje y comencé a leer, hasta que por fin vi el mar guardé mi libro, y me puse a pensar tanto en mi pasado, presente, futuro, problemas, emociones, amores y desamores, todo lo relacionado a lo que quería y no quería. Así pasaron tres horas y media, hasta que por fin la azafata dijo "Bienvenidos al aeropuerto José Martí de La Habana, Cuba".

Así fue como salí de migración, y vi un aeropuerto muy rustico lleno de negras, negros, cabelleras afros, y comenzaba a ver a las primeras personas guapas y guapos por todos lados, al salir, observaba para todos lados para tratar de ver a Gustavo y a María, las personas que me irían a recoger al aeropuerto. No veía a nadie, hasta que ellos me dijeron "tú eres Erick", y dije "María y Gustavo", y así fue como tuve contacto y me sentí como en casa, aunque aun seguía temeroso.

Cambié mi dinero por CUC (14 pesos mexicanos) que es la moneda que usan los extranjeros en Cuba. En el camino del aeropuerto a la casa de Alicia, la mamá de Gustavo amigo de Anaís, quien me recibiría en su casa, Gustavo me fue explicando parte de la historia de la isla, gobierno, política, economía, y todas las dudas que tenía poco a poco las sacaba.

Maravillado con la arquitectura que me encanta, y sin duda es una parte fundamental que distingue cada lugar en el mundo, pero esta es hermoso a pesar de encontrarse en ruinas de que lo más moderno en cuestión a construcciones fue en 1959 se conserva bello, maravillado con una mansión tan antigua en forma de castillo, que me contaron el gobierno se la quito al dueño que era un millonario, para hacerla primaria, y sí a unas cuantas cuadras de esa escuela se encontraba la casa de Alicia, en un lugar de La Habana afuera de La Habana que se conoce como municipio 10 de Octubre.

Al verme la señora Alicia me saludo con mucho gusto, que fue cuando completamente me sentí en familia, (he de confesar que todos los cubanos son tan amables), pasamos a su casa que es linda, me senté en una mesedora, y comenzamos a platicar sobre comida, el dinero, la gente, y como me movería en Cuba para que todo me saliera más barato, desde ese momento me convertí en Erick el estudiante de medicina.

Gustavo le dijo a Alicia que si no tenía café, fue el momento en que probé el café más rico, exageradamente rico que he probado en toda mi vida, en unas tazas muy pequeñitas, que con un sorbo se acaba aquel café amargo y cargado, después comí acompañado de un rico jugo de guayaba natural de color rosa, espeso y riquísimo como nunca lo había tomado.

Saque unas cosas de mi maleta que César había mandando a su familia, las entregué y me instalé en la que sería mi habitación por las noches siguientes, mandé un mensaje a mi madre de que me encontraba con bien, y que ya me estaba instalando en casa, a lo cual Alicia me dio su celular para dárselo a mi madre, y así la llamada saliera más barata, si no telcel me cobraría las perlas de la vida, cosa que hizo un mes después. Al hablar con mi madre le conté lo emocionado que estaba, y lo que había visto, y eso que aún no veía nada.

Alicia, le dijo a María que se comunicará con Julito, el primo de César que me llevaría a conocer la historia, arte, vida nocturna de Cuba, ya que yo no quería ser un extranjero más, quería ser un cubano viviendo como tal. Nos quedamos de ver en el famoso "Cine Yara" enfrente del "Copelia", Alicia me acompaño a tomar el taxi donde se suben muchos, y el viaje me saldría más barato, tan solo 10 pesos cubanos (si un CUC vale 14 pesos mexicanos, en pesos cubanos su equivalente es 25).

Me enseñó las señales que tenía que hacer, ya que en esa avenida solo pasaban para "La Habana Vieja" y para "El Vedado", y haciendolas era como se paraban, si no se detenían o no iban a donde yo quería o ya se encontraban llenos, y así fue como me subí a un carro de 1955, al hacerlo observé a las personas, así como las calles, hasta que noté que entré a La Habana, y nuevamente llego ese miedo, que después se hizo emoción.

En el Yara, a Julito lo reconocería por su pelo chino y afro, y sí, espere por un buen rato ya que llegué antes, así que caminé por las calles sin perder el Hanaba Libre, para no perderme, así conocí la primera televisora cubana, y las casas de encuentro con el gobierno socialista, pintadas con mensajes comunistas, rostros de Fidel, El Ché y Juan Almeida.

Regresé, pues ya eran las 7:00 pm, en Cuba la vida nocturna comienza temprano, y era la hora en que quedé de ver a Julito, así fue como nos conocimos, y comenzamos a platicar durante 1 hora en esa parte de Cuba, le dije que quería conocer las calles, y parte del malecón en la noche, así fue como comencé a caminar por otros rumbos que no conocí durante ese pequeño recorrido que hice, comenzaba a hacer aire, y el olor a mar era exquisito, así como la noche agradable, me platicó como era que los cubanos decidían donde vivir, puesto que antes donde naciste y creciste, esa sería su casa de por vida, pero con nuevas leyes ya podían vender y comprar casas.

Conocí una gasolinería que fue cuando me di cuenta que estaba detenido en el tiempo, que fuera de Cuba el mundo se globalizaba, giraba, se actualizaba, y simplemente Cuba vivía en una imagen congelada de 1950, era como si hubiera viajado en una máquina del tiempo, eres mágico...

Eran las 10 de la noche, así que le dije a Julito que quería ir a conocer la juventud cubana, aparte de la que se encontraba en la Calle 23 y en el Yara, el punto reunión de todos los adolescentes, así que terminé en Avenida de los Presidentes, justo donde hay dos momumentos a los que el gobierno cubano considera los mejores presidentes de México "Benito Juárez" y "Lázaro Cárdenas", entre otros, y sí en esa avenida grande donde se encuentra el Hotel Presidente y La Facultad de Comunicación Social, había una infinidad de jóvenes que saludaban a Julito, fue donde me di cuenta que realmente era muy popular, y sí, siendo un artista plástico, como no ha de serlo.

Había mucho muchacho guapo, ¡Por Dios!, mis ojos no sabían a donde mirar, y bueno las mujeres preciosas como ellas mismas, había muchachas que me observaban con lujuría, y pensaba "chicas soy gay, que me vean los chicos por Dios", todos bebían sobre esa avenida, y dije "En México es un delito beber en la calle", y mi respuesta fue "En Cuba no, no todos los adolescentes tienen para pagar la entrada a la disco, así que está permitido".

Cubanos tan monos, tan bien vestidos, con ropa de marca, y sí paradojas de la vida, aquellos que tienen por tener familia en el extranjero, aquellos que se prostituyen, lo que los turistas dan a los cubanos, y aquellos que tienen por intercambiar algo (trueque), y los que dejan de comer por tener algún objeto deseado.

Así que me dió sed, y probé la primera cerveza cubana "Bucanero" que es la oscura, y que rica me supo, comenzamos a platicar y platicar, a beber y a beber, solo que después fue la cerveza clara que está más rica que la de aquí "Cristal", por cierto cuestan 1 CUC (14 pesos mexicanos), después quise pasar al baño, y una señora dejaba pasar a uno, obviamente dandole una propina, cuando llegué me dijo "México, bienvenido, ustedes son tan hermosas personas", a lo que le respondí "cómo supo que era de México, gracias por lo que dice de los mexicanos", "oye cuentame, que en tu país matan en cada esquina" me dijo la señora, a lo que dije "no, esos pasan los medios pura violencia, mi país es tan seguro, solo el norte del país está en conflicto por culpa de EUA", se desocupo el baño y entré a orinar.

Al salir del baño, Julito se encontraba afuera, a lo que pregunté ¿cuánto le doy de propina?, a lo que él me respondió que lo que fuera mi voluntad, le dí 3 CUC, no simplemente por lo que me dijo, si no porque la señora se me hizo maravillosa, de piel negra y cabello blanco como la nieve y afro, simplemente hermosa y tierna, cuando la señora recibió el billete que tiene estampado a El Ché, me miro y me dijo "Gracias, gracias hijo Dios te bendiga mucho" y se le salieron unas lágrimas, y le dije, "no, no haga eso se los doy porque usted es la más linda que he conocido en Cuba, es la primera vez que vengo y es hermosa su tierra como usted", así que me hice una foto de recuerdo con Silvia.

 Salí, y pregunté porque la señora se había puesto así, Julito me tomó por los hombros y me dijo "acabas de hacer que esa señora deje de estar pasando gente a su baño, y se vaya a dormir con el dinero que le diste, ya hizo lo de dos noches", cosa que me sorprendió y me dejo con un nudo. 

Más tarde llegó Doností a la avenida de los presidentes, un cubano negro de 28 años que es comunicólogo, y cada joven que me presentaba Julito era licenciado, ingeniero, cada vez me sorprendía más un país detenido en el tiempo y con tanta gente letrada, ojalá algún día Cuba llegue a ser una gran potencia como lo es ahora en conocimiento. Ahí bebimos por un buen rato, mientras me explicaban que entre los jovenes se envíaban mensajes al celular sobre las fiestas que había, y así llegaron propuestas de varias de ellas, hasta que nos convenció una.

Entre platicas con Doností, su mamá le puso así porque alguna vez trabajo en la URSS haciendo servicio social, me paltico que le gustaba mucho Skrillex, al comentarle que era uno de los grupos que pertenece a la disquera en la que trabajo, se emociono mucho, y comenzó a preguntarme sobre la industria musical en México y el mundo que ellos no conocen, pero que saben por lo que leen a modo del gobierno cubano y de los turistas que llegan a Cuba, y así fue como supe que a los artistas los controla la familia de Castro, el cual es inombrable a muchos les da miedo pronunciar su nombre, por los policías que están vestidos de civiles y rinden fidelidad a Fidel.

Para esto, entré nuevamente al baño, y la señora Silvia me dijo "hijo te quería presentar a mi nieta, pero la tonta ya se fue, estaba por aquí", me reí y le dije no se preocupe, después me la presenta que ahora tengo que hacer del baño, para ese momento de la noche 12:00 am me encontraba un poco flameado, entrón en alcohol, lo que me emocionaba más. Y Fue cuando me dí cuenta que había logrado mi sueño, y se me quito el miedo, y una alegría tremenda, que tenía para repartir.

Al salir del baño, Julio dijo "cambiamos de opción, Erick tú sueño se ha cumplido, quieres fiesta cubana, la tendrás en casa de una jinetera (prostituta) y en un edificio como los que te gustan, de esos viejos en ruinas, que yo veo horribles y tú ves hermosos y mágicos", sonreí y dije "qué esperamos, vamonos"...

Y comenzamos a caminar, y caminar hasta llegar a La Universidad de La Habana, unas cuantas cuadras más, y me dijeron "bienvenido al centro de La Habana", mire al cielo y ví todos aquellos edificios como en las fotos, como en las películas, y más me emocione, pasamos a una gasolinería como de las películas del viejo oeste, y compramos ron cubano, el cual yo invitaba, el famoso "Mulato".

Abrimos la botella, y comenzamos a beberlo así solo antes de llegar al departamento al que iríamos a celebrar, después de esa avenida grande doblamos a la derecha y era un poco oscura, pero aún se encontraba una panadería abierta, se comenzaba a escuchar la música a lo lejos, y el famoso "Chucuchucu" una canción de ritmo cubano con un poco de hip hop y regueton que estaba de moda en las fiestas, Julito me vio y comenzó a bailar, para lo que le dije "que bien bailas we".

Por fin llegamos, hice una fotografía sobre al lugar al que entraría a celebrar, se veían en la terraza a los chavos fumando educadamente, sin invadir el interior del departamento, eso pensé, comenzamos a subir, y me pareció estar en un edificio de alguna película vieja, solo que con color, a lo que me explico Julio que ese edificio perteneció a ricos en su época, ya que los departamentos curiosamente tenían dos puertas, la del número era la de los dueños y la de un costado, pero sin número era de los sirvientes.

Al llegar a la puerta, me dijeron bienvenido, entra tú primero, era la cosa más impresionante con mucho negro, negra, rubios y rubias, algunos tenían antifaces, pues era una fiesta de disfraces, la música curiosamente la ponían de una Mac, y el !Tunes era el DJ de la noche, en ella ponían más Hip Hop, y derepente una que otra salsa cubana, que todos bailaban maravillosamente, en esa misma fiesta conocí a un sueco, suizo, alemán, japonés y un méxico-japonés los cuales estudian medicina y sociales en quel país.

Comenzamos la fiesta, y ahí conocí a un director de teatro y cine cubano, Tony, me dijo que se llamaba, aunque ese era su nombre artístico, me saludo, inteligentemente me pregunto sobre mi vida y comenzamos a platicar, mientras bebíamos alcohol en la fiesta había botellas para reventar, era como si estuviera en una fiesta de ricos, me sorprendía al saber la situación económica de los cubanos, pero rocardaba que me encontraba en el cumpleaños de una jinetera, lo que era como estar en una fiesta de un narcotraficante.

Eso sí antes de continuar, todos me preguntaban sobre la violencia que México demuestra al mundo, cosa que trataba siempre de presentar hermoso a mi país, y explicaba un poco la situación.

Tony me dijo, aquí en La Habana esto es diversión, y nunca acaba la ocupamos de lunes a domingo para olvidarnos un poco del entorno de nuestro país, y le dije "tú país es hermoso", yo sorprendido por algo que aún no veía, pero para aquellas horas que ya llevaa en La Habana me parecían fabulosas, después Tony concluyó y gritó, "él también es parte de la farandula, y es mexicano", la jinetera se acerco, me saludo y la felcité por su cumpleaños.

La música sonó más fuerte, y era un son muy moderno, tipo remix, y todos bailaban muy bien, tanto que me dio pena sacar mis escasos pasos frente a ellos, hasta que se me olvido y levanté los brazos a la libertad, a la noche, a los cubanos, y a mi vida, pasaron con una botella y me dieron de beber, lo hice, cuando la mamá de la jinetera salió con las piñatas, todos comenzaron a cantar "Felicidades en tu día que lo pases con sana alegría, muchos años de paz y armoníaaaaa, felicidad, felicidad, felicidad, ehhhhhhh", y así jalaban un hilito, hasta que se rompiera la piñata cubana, de la cual salieron dulces, que en Cuba no todos tienen acceso a ellos.

Ahi pase la noche asta las 3:00 am, cuando decidimos ir a otra fiesta, que cuando llegamos ya estaba muy aburrida y decidimos ir a dormir, así que nos dirigimos a la calle 23, y ahí se quedaron los cubanos junto con Julito, quienes vivían cerca de ahí, y me explicaron que ningún taxi me podría cobrar más de 10 pesos cubanos, y caminé hacia el Yara nuevamente para tomarlo, y entre ebrio y  con sueño, entre la osucuridad supe donde me tenía que bajar, caminé unas cuantas cuadras y toquéel timbre, donde la señora Alicia me recibió con "por Dios, hasta que llegas mi niño, ya me tenías con el pendiente", y le repondí "gracias, me la he pasado fenomenal", y me subí a dormir.