lunes, 18 de julio de 2011

Valiente amor


El gobierno había elegido a todos los nacidos del mes de febrero de 1989 para que fueran a una expedición marina muy peligrosa, ya que habían descubierto una planta nuclear en una isla del océano pacífico. Así que el amor de mi vida era uno de los elegidos. Cuando fueron a sacarte de la casa tenía tanto miedo de que no regresaras vivo, de que llegaras con alguna enfermedad o discapacidad, pero tú te veías tan contento por salvar a nuestro país que me hacía sentirme tan orgulloso de ti.

Así fue como te despediste de mí, dándome un beso largo, la noche anterior al día que tendrías que partir por la puerta en un camión de la marina hicimos el amor como locos, como si nunca lo hubiéramos hecho, nos besábamos, nos acariciábamos y nos dábamos amor como si fuera la última vez que estuviésemos juntos.

Cuando te marchaste, no sabías si te tocaría estar en un barco o en submarino, lo que sí sabíamos era que ibas a la guerra total, pues la planta nuclear era de Corea, y se encontraba en conflictos con nuestro país. Antes de que tocara el ejército a nuestro hogar me abrazaste, nos hicimos 9 fotografías, nos besamos y nos despedimos para conservar nuestro amor en secreto.

Desde aquel día vivía con miedo, el país ya había sido atacado por el Centro Histórico que es un Patrimonio de la Humanidad, sí habían hecho eso los coreanos que se podía esperar con las viviendas de la ciudad, y lo peor de todos aquellos ciudadanos que valientemente iban a defender el país, y ahí estabas tú.

En mi cartera llevaba tu fotografía, mande hacer en grande las 9 fotografías que nos hicimos ese día, ponía tú música para sentir como si estuvieras en casa, pero era imposible poder despegar la mente de lo que estaba sucediendo.

Todas las noches lloraba, veía nuestros videos, nuestras cartas, conversaciones guardadas en la red, correos electrónicos, mensajes al móvil, y solo pensaba en que estuvieras bien.

Mientras tanto tú te enfrentabas a un país de alta peligrosidad por su armamento nuclear en el océano pacífico, había días que no comías, otras que no dormías por miedo, simplemente estabas ahí por que sabías ocupar todos los sistemas operativos computacionales y por supuesto por tu fecha de nacimiento, eras un buen hacker, pero aún así tu vida estaba en peligro.

Ya había pasado un año de tu ausencia, estaba preocupado por ti, no sabía nada de la persona de la que me había enamorado algún día, pero mi esperanza y mi fé me hacían fuerte para seguir de pie esperándote y hacer a un lado de mí, los malos pensamientos.

Un día sonó el teléfono, era una operadora que se comunicaba desde el pacífico “usted tiene una llamada desde Isla Dorada del pacífico, la acepta”, fue lo que dijo, inmediatamente la tomé, en los 3 segundos que pasaron para saber que habría del otro lado, pensé desde lo peor hasta lo mejor, pensé en escuchar tú voz, pero no fue así, era una voz grave y de experiencia que decía “como familiar del señor Erick I. C. le informo que no tenemos noticias del submarino 2919, aunque creemos que fue bombardeado por los coreanos, le mantendremos informados” fue lo que dijo al menos el capitán, aunque realmente no sabía quién era.

Todo me lo dijo tan fríamente que no me dio tiempo de preguntar más detalles, en esos momentos quería ser parte de la guerra, de este movimiento y dejar todo por encontrarte ya fuera vivo o algo que me dolía mucho decirlo “muerto”.

En cuanto colgué el teléfono quedé con un nudo en la garganta, me quedé sin habla, no me salían las lágrimas, me recargué en la pared y me fui inclinando poco a poco hasta que quedé en el piso, mi mente estaba en blanco, no podía hablar, quería gritar pero era inútil, mi cabeza giro a la derecha y ahí se encontraba tú fotografía, cuando la vi volví a escuchar la voz que me había dado la noticia, y sí ahí estabas tú con tu camisa de color rosa favorita, que resaltaba el color de tú piel, y me solté a llorar como un niño, pude gritar que toda la colonia pudo escuchar mi tristeza.

Mí mundo, mí futuro a tú lado, mí corazón y mí alma se partieron en cientos de pedazos, mí cabeza evocó miles de recuerdos a tú lado, desde el día en que te conocí, los días que nos divertíamos viendo fútbol o jugándolo, los viajes, las charlas, las risas, las veces que hicimos el amor, y todo por lo que habíamos trabajado por años una estúpida guerra lo destruyó en tan solo cinco segundos.

Entre en depresión que hasta perdí el trabajo en la producción televisiva en la que me encontraba, dormía todo el día, lloraba, miraba tus fotos, nuestras fotos y nada me consolaba, no sabía si era el pensar que aún estabas con vida o la fatal idea de que estuvieras muerto, aunque los medios de comunicación ya los daban por muertos.

Un día vino uno de mis mejores amigos a levantarme de la cama y me dijo que tuviera esperanzas, que su compañero que se encontraba como corresponsal de guerra para el canal en donde trabaja había escuchado rumores de que un submarino estaba por ahí perdido en alguna isla desierta, pero eso no me alentaba mucho, así que ese día me llevo a un campo donde observé la naturaleza y al ver el sol me recordaba el brillo de tu cabello y esos ojos hermosos de los que me había enamorado.

Decidí levantarme de la cama desde ese día y comencé a hacer las cosas como si estuvieras ahí presente, hacía de comer para dos, limpié la casa que no lo había hecho en 8 meses desde aquella llamada que me cambió la vida por completo.

Cada que desayunaba, comía y cenaba ponía 29 velas en medio de la mesa, dos platos, dos vacos, dos cucharas, dos servilletas y servía alimento en los dos utencilios, yo comía e imaginaba que estabas ahí ingiriendo tus alimentos, platicaba y reía.

Al dormir, ponía del lado izquierdo tu pijama, la tapaba, me acostaba en el lado que me tocaba dormir, debajo de la pijama se encontraba una almohada, así que sentía que te abrazaba y me recargaba en tu pecho, he de confesarte que desde tu partida nunca lave la ropa que dejaste sucia, la guarde cada prenda en diferentes bolsas para que conservara tú esencia.

Ponía nuestras películas favoritas, tú música volviendo a hacer como si estuvieras ahí, como si nunca te hubieras marchado de mi lado…

Ya eran dos años de la guerra y en las noticias se daba a conocer que nuestro país con ayuda de otros había ganado, y que muchos soldados mexicanos regresaban a sus hogares, unos completos y sanos, otros con discapacidades, sería dentro de dos días el día en que se haría una ceremonia en las costas del pacífico para todos aquellos valientes.

Me bañé, aunque sabía que no te encontraría con vida, decidí marchar hacia las playas del pacífico, el problema sería a cuál ir, serían tantas ceremonias, así que investigué a dónde se presentaría el presidente, ya que habría más posibilidad de que la mayoría de los valientes llegarían a ese lugar.

Conduje por 38 horas seguidas hasta las playas de Nayarit, sin dormir, lo único que quería hacer era llegar a ese destino y buscarte entre los valientes.

Al llegar al lugar rente el mejor cuarto de hotel que encontré, el más caro con todas las comodidades para que descansáramos tú y yo, dormí 8 horas, me levanté a las 7 de la mañana, la ceremonia sería a las 8 am y comenzarían a llegar los soldados poco a poco.

Me puse el pantalón que me regalaste con la playera blanca que me diste en mi cumpleaños, estuve ahí en primera fila, y así el Presidente se encontraba recibiéndolos y felicitándolos por su gran trabajo, no te veía, no te sentía, la gente me observaba llorar, aunque no era el único, como yo había 9 mil personas más, podía observar a familias recibiendo a sus hijos, esposos, primos y demás, pero yo solo observaba.

Ya eran las 9 am y al menos habían llegado alrededor de 20 mil soldados, pero no te veía, mi mente se nublo y recordé la llamada que había recibido, así que llore con más fuerza y me levanté del lugar, caminé por el malecón que estaba cerca del Centro Histórico de Nayarit, me encontraba desolado, pues tú ya no estabas conmigo, me estaba haciendo a la idea de que estabas muerto.

Escuché que alguien gritó “Erick”, pero no era el único ahí, así que seguí caminando con la cabeza mirando hacia abajo, volví a escuchar “Erick”, una y otra vez, la voz la comenzaba a reconocer un poco, aunque estabas ronco, por eso me costaba más trabajo, corriste y sentí que alguien me toco el hombro, y sí eras tú Erick, me abrazaste por la cintura , te dije “Erick”, sonreíste y me dijiste “Erick” y me diste el beso más hermoso y largo de toda la existencia sin importar quien nos estuviera viendo, hiciste nuestro amor tan público que muchos periodistas se enfocaron en nosotros, disfrutábamos de nuestro amor.

Alrededor de 10 minutos nos estuvimos besando, podía sentir la mirada de todos, ahí estabas tú, ahí estaba yo, ahí estábamos los dos Erick’s dándonos amor, vestido de marinero, nos marchamos al hotel, te dije que si querías comer algo, pero solo dijiste quiero estar contigo, entramos a la recámara te dí un masaje, te acaricie, nos besamos e hicimos el amor todo el día.

Desde aquel día estoy más orgulloso de ti, por tu valentía, por que estas vivo y porque estamos juntos compartiendo una vida.

jueves, 14 de julio de 2011

Amor interconectado

Ahí me encontraba de pie con las lágrimas sobre las mejillas, mirando el cielo, mientras me contemplaba la luna, ya no podía tolerar esta soledad, estas ansias de tenerte, de tocarte, de besarte, de acariciarte, de sentirte y de amarte, ya había pasado tanto tiempo desde tu partida y a pesar de que seguíamos siendo amigos no estábamos juntos por una cuestión que no nos permitía amarnos.


Había ocurrido algo inesperado en este momento, una interconexión entre nuestros corazones, mente y alma, te encontrabas acostado en tu cama, la luz de la luna alumbraba tu piel blanca, podías sentir como sufría, tú también sufrías, estabas desesperado, molesto, triste y hasta enojado porque fuiste un cobarde y detuviste lo nuestro porque tus padres nunca lo aceptaron, sabiendo que me amas y que te amo, dejando tu sueño de estar con la persona que realmente quieres para estar dándole gusto a tus padres.


Te levantaste de la cama, observaste las paredes azules de tú cuarto, te pusiste un pantalón y te pusiste la chaqueta negra con la que nos conocimos, tú mamá se encontraba en la sala de tú casa, te pregunto "¿vas a salir? estas loco", tú piel blanca era roja, pues estabas llorando, no le contestaste y te dirigiste a la puerta, tú mamá intento detenerte, pero fue imposible era más tu fuerza, tus sentimientos los que te hacían abrir ese portón blanco y salir huyendo, así fue como saliste de tu casa corriendo.



Mientras tanto yo ya no toleraba más, no deseaba ni si quiera vivir si no tenía al amor de mi vida a mi lado, a la persona ideal, al guerito del que me enamoré a los 16 años, así que deje de observar la luna, me puse una chamarra y salí de mi casa corriendo como loco, por la noche fría, la luna era quien guiaba mi camino, simplemente corría y corría.


Nuevamente habíamos tenido una interconexión, corríamos los dos al mismo tiempo, algo nos llamaba, algo nos juntaba nuevamente. Cuando llegaste a mi casa, al tocar la puerta, te habían dicho que no estaba y que era extraño, ya que todos estaban dormidos y no se dieron cuenta porqué había salido, intentaste ahí mismo llamarme al celular, pero sorpresa lo había dejado en mi habitación. Te pusiste como loco, pensaste que ya era tarde, y te fuiste nuevamente corriendo, mi madre solo dijo "espera", pero tus piernas veloces corrían y corrían.


En mi transcurso corriendo pase por la esquina donde siempre nos quedábamos de ver, ahí se encontraba ese pino que caracterizaba a la esquina y el número 5, como nuestros cinco sentidos que están locos por nosotros mismos. No podía quedarme ahí, corrí y llegue a tu casa, pregunte por ti, tú mamá no me vió con buen agrado, pero me dijo "salió corriendo como loco, ¿tú sabes dónde está?", respondí "no, pensé que estaría aquí", seguí corriendo y tú mamá solo dijo "ey".


Teníamos que encontrarnos lo antes posible, pues yo quería morir por amor, por un amor que algún día estuvo conmigo y me dejó por cobardía, esperaba un amor que no se decidía a tomar nuevamente el paso como la primera vez.


Corrí, corrías y corrríamos, ¿pero a dónde íbamos?, la respuesta los dos la tendríamos en el corazón y era como nos encontraríamos, sí es que no dejaba de existir antes de que pasara esto.


Llegué al puente donde solía pararme algunas madrugadas a pensar, se veía la avenida con los carros que pasaban velozmente, la luna, las estrellas, lloraba, no te tenía, mire al cielo, cerré los ojos, levanté los brazos y me aventé a la venida, volé, volé y volé para siempre.


Tú corrías y corrías, sabías de las caminatas nocturnas, del puente, pero realmente no sabías que es lo que haría, era lo que más te preocupaba no encontrarme con vida antes de que hiciera una tontería, seguiste corriendo, corriendo, pero dudaste de que estuviera en el puente, así que te marchaste corriendo por la noche fría, sudabas, estabas cansando, llorando, pero no te importaba sabías que teníamos que encontrarme auqnue yo ya estuviese dormido.


Cuando dejé de volar senti un dolor en la cabeza, y abrí los ojos, no había muerto, de echo no me había aventado a la avenida, si no me había desmayado, los motivos no los sabía, pero de algo estaba seguro mi corazón, y era porque necesitaba estar vivo para ti y para nuestro amor.


Me paré del piso y seguí corriendo. Mientras tú corrías, corrías y seguías corriendo, decidiste tomar un descanso, te sentaste en la banca, no había nadaie en esa alameda, recordabas nuestras mañanas, días y noches que pasamos ahí, compartiendo risas, platicas, besos, abrazos, caricias, pero sobre todo una experiencia diferente día a día, llorabas de recordar o de que no me encontrabas, de arrepentimiento o de desesperación.


Corría por las calles de arquitectura francesa que nos dieron días inolvidables, y que fue donde se encontraba nuestro colegio, donde nos conocimos. Opté por pensar un poco en ti, tratar de saber dónde estábas, y caminé despacio, ahí me encontraba caminando por esos suelos de azulejo naranja, recorriendo cada pasillo rodeado de árboles y arbustos.



Te paraste, querías seguir corriendo, viste una silueta a lo lejos, pensaste que era un vagabuno, así que decidiste ir a él, para contarle tú tristesa, tú amor en secreto y lo que deseabas realmente, al llegar a esa persona le tocaste el hombro, voltié, nos miramos sorprendidos, y sí ese vagabundo era yo, nos habíamos encontrado, tuvimos una interconexión de amor que nos junto nuevamente.


Me tomaste de los hombros, me acercaste a ti, me recargaste en tu pecho y dijiste "perdoname, estoy dispuesto a enfertarme a todo por ti, porque te amo", levante la mirada y lo volviste a repetir viéndome a los ojos, podía ver tú cara marcada por el llanto, y tú podías ver mis ojos de alegría, pero también marcadas por el llanto, nos dimos un abrazo fuerte.


Y... te perdoné con un beso, un largo beso de amor, tierno y cálido como nosotros. Volvimos a ser la pareja que nunca se separa y se separará, amándonos, para continuar escribiendo las diferentes líneas del libro de nuestro amor...


No importa cuanto te tenga que esperar, no importa, lo sabes y te comprendo, estamos interconectados, y aunque lo sepamos nosotros, nada ni nadie hará que nos separemos, porque estamos hechos el uno para el otro, te amo y me amas...

miércoles, 6 de julio de 2011

Recuerdas "Te amo"



Recuerdas el día que me viste por primera vez, el primer día que nos hablamos por primera vez, aún recuerdo la reacción que tuvimos cuando descubrimos que nos llamamos igual, los dos pensábamos que nos bromeábamos, estábamos conociéndonos, compartíamos gustos, aunque a tu mente soberbia me costaba algo de trabajo que entendieras algo de mí, tratabas de imponerme tus ideales, pero aún así seguimos aprendiendo el uno para el otro.

Recuerdas las largas pláticas que teníamos en el Messenger, en la escuela, camino a la escuela, en las canchas, en la alameda o en el teléfono, las horas se me hacían segundos, yo no quería que llegara el momento en que teníamos que despedir, porque solo había pasado un minuto y ya te estaba extrañando como si no te hubiera visto en meses.

Recuerdas las largas noches conectados con nuestras pláticas interminables, lo único que nos mandaba a la cama era el sueño que nos pedía ya cerrar los ojos, pero si hago cuentas nunca he platicado tanto tiempo con una persona como contigo, tanto en la mañana para saber donde nos íbamos a ver para irnos a la escuela juntos, en la escuela y en la noche ya fuera por teléfono o por Messenger, dormíamos el mismo tiempo, y hasta la fecha nos sigue gustando dormir.

Recuerdas todos nuestros planes de vida, estudiaríamos lo mismo, nos iríamos a vivir al mismo lugar, veríamos cine todos los fines de semana, comeríamos helado de McDonal’s, caminaríamos y caminaríamos (nuestro pasatiempo más divertido y lleno de experiencias para los dos, ahora entiendo porque me gusta caminar tanto), tendríamos dos perros, tendríamos fines de semana en el campo, en la playa, en lugares desconocidos, en Buenos Aires o en Barcelona, tendríamos una vida juntos.

Recuerdas cuando me enseñabas de música, ponía mucha atención a todo lo que me comentabas sobre ese género punk y rock, y todos sus ideales, aún no terminabas de aceptar a mi cantante favorito, decías que era un perdedor, pero aún recuerdo la canción “The Sun Ain't Gonna Shine Anymore” del español el que te provocaba celos, y con esa melodía cuando la escuchaste dijiste “está buena, me gusta, si sabe hacer música”, por cierto íbamos escuchando mi Ipod en el autobús rumbo a la escuela.

Recuerdas las mañanas, tardes y noches de fútbol tanto en las canchas de la escuela, en el deportivo, en el poli, en la alameda o donde se te ocurriera aventar “la reta”, como decías, ver tu cara apasionado por tu deporte favorito, corriendo y entregado al balón, metiendo goles los cuales te los festejaba, brincando por la emoción de que tu equipo iba ganando, gritando cuando te enojabas de que alguien hiciera una mala jugada, verte decepcionado y cansando por una derrota o verte cansando y feliz por una victoria, me hiciste cambiar de opinión sobre tu deporte, y me convertí en un azul por ti.

Quiero volver a escuchar tu voz recordando estos y más momentos que solo son nuestros, como dijiste “aunque lo sepamos nosotros, que importan los demás”. Aún recuerdo cuando decías “Te amo”. Yo te sigo amando te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo y te amaré por siempre.

domingo, 3 de julio de 2011

Ansioso de tu amor



Me siento tan solo en estos momentos, no sabes como duele, me está quemando por dentro el no tenerte, observo la ventana y siento que cada vez me vuelvo más y más loco por ti, esta ansiedad que carcome mis nervios, pide a gritos de esperanza que tú, sí que tú, nuevamente regreses a mi vida, y me ayudes a superar este tormento que pasa por mi cerebro.

Porqué no volver a intentar lo que habíamos soñado juntos, el apoyo mutuo que nos dábamos a nuestros propios sueños, deseos e ilusiones, el destino nos jugo sucio, y fue separarnos, ¿para qué?, no se da cuenta que realmente estamos sufriendo, y que por nosotros han pasado dos personas las cuales han sido incorrectas para cada uno, no necesitamos de más personas a nuestro lado para que nos demos cuenta que somos el uno para el otro, sí siempre lo supimos…

Cada que observo una foto tuya, mi mente evoca el hermoso pasado que tuvimos y elucubra el futuro que debemos tener juntos por el resto de nuestras vidas, que hay de aquellos viajes planeados todas las noches con lujo de detalle de todo lo que haríamos en Argentina, España y Monterrey, a mí no se me han olvidado, y a ti tampoco, por que tenemos algo en especial, esa conexión que nos dice “mantente vigente”, y aparece cada que tengas que hacerlo, para que cada uno no se vuelva a equivocar, nuevamente me vuelvo a preguntar cuándo será el día que nos volvamos a juntar, no sabes, lo he estado esperando por casi tres años, y siento que este año es el correcto, aquel que nos regrese la felicidad.

Esta soledad se ha vuelto parte de mi vida, así como tu ausencia, pero sé que regresarás, y de todo aquello que platicábamos por las noches hasta altas horas, se harán realidad, porque nuestra historia tiene que continuar para seguir escribiendo párrafo por párrafo el libro de nuestro amor.

Lo más curioso es que cada que volvemos a platicar, surge esa magia como antes, me he preguntado si sigue en ti ese miedo a continuar con esta historia, porqué no poder amarnos como los demás, no hay peor miedo que el rechazo, aquel que duele, y más cuando proviene de los seres queridos que están a nuestro lado, la familia, pero ellos entenderán nuestro amor.

Porqué no romper con todo aquello tradicional que nos han enseñado, y hacer tan normal nuestro amor, como el de los demás, me regalaste los dos mejores años de mi vida, a ti te dejó un nuevo aprendizaje, a mi me dejo un vacío en el corazón…

Aún sigo pensando en todos los fines de semana pamboleros que nos falta por vivir y en mi mente he dibujado todos esos triunfos, los mismos que eran a nuestros 17 años, quiero detener el tiempo y regresarlo a los días felices que siempre me diste, y comenzar de nuevo, para que esto no termine, como termino un triste día.

Los conciertos, las caminatas, las carreras, las tardes de cine, las noches de platica, las risas, el café que tanto nos gusta, toda una vida por delante y que estamos desperdiciando por no estar juntos.
Cuando compartíamos audífonos para escuchar música mientras caminábamos por la alameda, reíamos y me enseñabas de música, toda mi vida he estado esperándote desde el día que le diste fin a esto. Aún recuerdo tu cara y el dolor con que concluías esta historia, con la que te despedías, con la que me deseabas éxito y aquella mirada que me decía “en un futuro regresaré”.

Pasa el tiempo, y seguimos juntos, apareces y desapareces, preguntas como estoy y te vas, los dos nos ponemos al tanto de nuestras vidas, pero desde aquél día del mes 9 del año 2010 que regresaste a mi vida, nos volvimos a encontrar en el café que nos gusta, cada quien con su pareja, lo más bonito fue cuando nos acercamos a saludarnos, la sonrisa que salía de tu cara no la olvido y de seguro tú tampoco olvidas la mía.

Desde ese día no nos hemos vuelto a separar, será que ahora sí el destino quiere que continuemos con esta historia, amándonos por siempre y para siempre, y volviendo a creer en nuestros sueños para hacerlos realidad, ir juntos a la Argentina, irnos a vivir a otro lado y por supuesto conocer España, espero con ansías el día en que me vuelvas a pedir que estemos juntos…