Comenzaba a entrar a un mundo extraño, lleno de curiosidades perversas, en donde las fantasías leídas alguna vez en internet se hacían realidad, mi mente evocaba una escena oscura con luces rojas de una película franco-argentina, el famoso "Rectum" de Irreversible.
Era no un lugar mágico, si no sorprendente, la travesía comenzaba cuando te registrabas, Luis mi acompañante me dijo que pusiera otro nombre, así como el número que te daban para llevar el conteo de cuantas personas estaban adentro, yo era el 76.
El lobby con un sillón rojo de piel, una pantalla de plasma mostraba una gran penetración que un hombre fuerte, rudo y velludo le daba a un joven como de 20 años esbelto, sin fuerza, el cual era embestido en cada uno de los movientos que le daba ese gran pene. Se encontraba un hombre como de unos 35 años, no mal parecido, y se sobaba la verga sobre su pantalón, ofreciendola a quien lo mirara.
En el lugar se venden bebidas alcohólica, así como cigarros mismos que puedes consumir ahí a dentro, condones, lubricantes y está ambientado con música electrónica, house y minimal, lo que le da un toque de sensualidad a este lugar.
Al subir las escaleras antiguas de madera en la casona entrabas a un mundo lleno de silencio, miradas y vergas erectas, Luis me tomaba de la mano, a pesar de que somos amigos acordamos que diríamos a quien se nos acercara que éramos novios, y así los alejaríamos a todos los que quisieran ofrecernos sus partes activas o pasivas.
El primer piso con un baño, un corredor que te lleva a otras escaleras, un cuarto completamente oscuro el cual es iluminado por unos focos de navidad azules, lo cual no te da una muy buena vista, pero si entras es un laberinto separado por puertas de metal que contienen un catre donde se encuentran hombres desnúdos, dormidos o cogiendo.
En ese mismo piso hay una segunda habitación en con divisiones que forman pequeños cuartos, sillones y está más alumbrado, al entrar a ese lado, fué la primera vez que mis ojos observaban a cinco hombres teniendo sexo al mismo tiempo, un quinteto, un pasivo puesto en 4, mientras lo penetraba un activo de no muy buena verga, se la mamaba a dos y un quinto le rosaba con su pene rojo, caliente y mojado la espalda al chaval de gran culo.
Cuando observábamos esa escena se acercaban más y más curiosos los cuales sacaban de su bragueta el miembro viril, algunos se la jalaban, otros se iban uniendo tocando las nalgas o alguna parte de las cinco personas que estaban ahí, nos invitaban, pero Luis me llevaría a conocer ese lugar, así que seguimos por el pasillo que nos conducía a las escaleras...
Mismas que nos sacaron a una azotea muy amplica, enrejada y que se observaba las pocas estrellas del cielo de la Ciudad de México. En el lugar había de todo tipo de homosexuales, desde gays, jotitas, locas, varoniles, heteros (curiosos), bisexuales, jovenes, adultos, viejitos, afeminados, osos, mamados, sin duda una miscelanea de vergas para los diferentes gustos.
En la azote al final, unas escaleras que conducían a un piso abajo, que no era por el que entrábamos, y ahí otro baño, un cuarto con 8 literas donde había desde tríos, parejas y observadores jalandose su pene.
Un cuarto completamente oscuro, donde se despedía un olor a semen y culo, el sexo gay a veces es sucio por la persona que no tiene cuidados, así que no optamos entrar, pues los dos somos muy asquerosos. Al fondo otras escaleras que te llevan un desnivel más, como un sótano pensé, al bajar había más sillones, los cuartos altos como de una mansión de la colonia con vigas, pintando de blanco con rojo, fué cuando mi mirada giró y observe un cuarto como con cabinas, sillones y piso de madera, las ventanas las reconocí, pues habían sido protagonistas de alguna película pornográfica gay que había visto en la red.
Había televisores proyectando películas perversas, de aquellas que muestran escenas que te ponen la verga a punta, y que quieren estallar en un instante tan solo de ver brutales escenas, hombres jalándose la verga te conducían con su mirada para que les dieras una mamada, otros se apenaban al ver que la gente entrara, y yo pensaba "porqué se apenan, si vienen a exponer a este lugar sus partes más intímas, que ahora son públicas".
Con tres habitaciones más, muy amplias y con sofás cama, hombres roncando que al parecer solo van a dormir ahí, imagino que viven lejos de aquellos lugares nocturnos donde suelen juntarse las personas gays. Un puente, así es, dentro del lugar había uno que conducía a otro extremo que te llevaba a un cuarto pequeño con un sillón, y un pasillo largo donde había hombres de pié masturbándose, y a su vez te sacaba a un cuarto pequeño donde se desprendían unos fuertes gemidos de un pasivo, que sufría por la cogida que le estaban metiendo, o simplemente exageraba, nos fuimos acercando pero no se podía observar nada, solo se escuchaban los gemidos y las voces como de 5 hombres.
Al salir de ese lado unas escaleras, estas sí conducían a un sótano donde se encontraba todo el bondage, lo que se conoce como sadomasoquismo, cadenas colgadas, camas de araña que desprendían del techo, catres con cinturones para someter a las personas, sillas que colgaban de los pies a los hombres y ser penetrados profundamente.
Fuimos bajando poco a poco, y la iluminación entre verde y negro te daban un toque de excitación, los grandes hombres dominantes que se encontraban en el área te observaban, uno de ellos se me acercó, quería que fuera víctima de sus fuertes brazos, de su gran cuerpo, y de la grande y gorda verga que le asomaba por el bóxer, era realmente espectacular, como de película porno, me tomó de la mano para quererme dirigir a ella, y comenzar a sobarla, pero no accedí.
Nos salimos de ese lugar, y recorrimos todos los lados mencionados para poder regresar a donde habíamos iniciado esta traversura perversa, llegamos al lobby que ya se encontraba solo, pedimos una cerveza, nos sentamos a platicar, Luis me tomaba de la mano, él es alto, mide 185, tiene el cabello chino, y tiene manos grandes, aunque he de aceptar que no me gustan sus manos.
La música "For your love" de Offer Nissim musicalizaban el fondo de nuestro silencio el cual nos condujo a un gran beso, largo y apasionante, tanto fué así que me subí en él, me tomo de los brazos y me los colocó por detrás, nos besábamos con más intensidad, me soltó para tomarme y poseerme por las nalgas, diciendome indirectamente que tenía el control de mi sexo, de mi cuerpo, sentí tan rico la forma en que me apretaba, en que me acaricíaba, que me apreté hacia él, y lo tome de la cabeza revolviendole sus chinos largos y alborotándolos, abrí los ojos para ver lo sexy que se encontraba en ese estado, el tenía los ojos cerrados entregado a mí y yo a él...
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