Salí a pensar en lo inmenso que puede ser el cariño que te tengo, el tiempo que te he amado, o que hemos estado juntos, entre cosas vanales, palabras que me dices y que desaparecen con tus actos, hechos que conllevan a que me enamore y que luego me desilusione, sonrisas que me hacen enamorarme más de ti y gestos que me hacen dudar de lo que realmente somos...
En el camino escuchaba música, veía el cielo estrellado, caminé y caminé, lo hice hasta agotarme, los kilómetros no los sé, pero solo sé que caminé lo que en un automóvil puedo hacer en 20 minutos, yo lo hice en una hora, sudé, no lo creo, al contrario tenía frío, a lo lejos observé un conjuntos de árboles, era un parque, decidí tomar asiento ahí, pensando que tal ves en aquel lugar te la vivas entre semana, motivo, la universidad a la que vas, está cerca de ahí...
Recordé lo grande y perfecto que puedes ser para mí, lo culero y ojete que puedes ser para mis amigos, pero eso, pues no sé, vale madres, siempre termino haciendo caso, siempre termino regalándote mi tiempo, siempre termino amándote más de lo que puedo imaginar, siempre hago lo que deseas, siempre quiero ver una sonrisa en tu hermoso rostro.
Y es que el verte, me hace una vida colorida, pero hay veces que siento que es tan oscura, que no puedo ver nada dentro de ella, me ciega, o simplemente sigo haciendo caso a mi corazón, a lo que me dice mi alma, y darte el tiempo que pueda pasar para que tú tomes la desición correcta, que para mí sería escuchar el "quiero estar contigo por el resto de mis días, sin importar lo que pase", quisiera vivir una vida contigo, que mi yo fuera tú mundo, así como lo es tú yo para mí...
Tú escencia, tú personalidad, tú cariño y tú amor son tan misteriosos... que no sé en que va a terminar esto... ojalá y sea como yo lo quiero, que es estar contigo.
Mientras, en la banca podía ver pasar la noche, podía ver pasar el tiempo, podía ver pasar nuestra vida en un sin fin de elucubraciones, desde un viaje a algún mundial contigo, un partido en el Palau St. Jordi del Barcelona, ir a ver al azul celeste a Buenos Aires, compartir contigo los mejores conciertos musicales del momento, trabajar juntos como lo hemos planeado, cocinarte, cuidarte cuando estés enfermo, atenderte, protegerte, verte sonreír...
A veces es tan extraño el amor, tan raro, leo tus estados de querer amar con toda la intensidad, de no estar solo, y pienso nuevamente, qué somos, qué soy, qué es lo que realmente quieres, derramo amor por ti, y lo sabes desde que tenemos 17 años, hoy, sí tenemos 23 aunque te quites la edad.
Pensé en la vez que besé a un chico, y me sentí la peor persona, pensé que te era infiel, y al final de cuentas me dí cuenta de que estoy solo, porqué habría de tener culpa, pero no sé, siempre que pasa algo así, apareces en mi mente...
Sé que me lastimas, que me dueles en el alma, que no sé cómo vamos a terminar en esta vida, pero tú amor es como un veneno que me idiotiza, que me encanta, que me fascina y se termina volviendo una adicción, no quiero decir que estoy obsesionado contigo, pero simplemente eres el mejor hombre, el perfecto que veo, pienso y en el que creo.
Después de haber pensando eso, me paré, me fuí, y regresé al lugar donde había comenzado a caminar, solo que llendo un poco más allá, 9 cuadras más atrás (uno de nuestros números 2.9), y el destino o la energía de pensarte, y querer ver, me dí la oportunidad de que la nada, mi cabeza girara, y te viera, con esa figura alta, esbelta, cabello dorado, piel blanca como la nieve, el color favorito, aquel que me trae muchos recuerdos de nosotros, de un pasado feliz y de las veces en que aparecías... morado, tu cabello con una cinta, y tú amado compañero, tú mascota.
Te ví en un 22, y ahora solo sé, que seguiré aquí para tí, porque sé que un día estaremos juntos...