miércoles, 3 de agosto de 2011

La habitación 9


Todas las noches al sonar de Hawaii 5.0 salía Martína bailando al compás de la música, era el show más esperado de toda la noche, sin duda a su llegada al escenario del Cananis, el cual se vestía de gala, ya que ella era la chica que más dinero dejaba al lugar, guapa, carismática, con un cuerpo de diez, pero sin duda con una gran estrella.

Mexicana de nacimiento, de padres divorsiados, la ilusión de la familia, el sostén y el orgullo de su hermana Fernanda, a la cual le pagaba sus estudios para que tuviera un futuro decente. A pesar de todo el éxito que tenía Martína en el teatro de la vida alegre en donde trabajaba, ella tenía un pasado triste, oculto; mantenía a su familia porque su madre ya no podía trabajar, así como también aportaba para los estudios de su hermano mediano, Toño, al cual le valía madres la vida, se drogaba, era alcohólico y hasta delincuente.

Martína con sus 23 años de vida, era más que una mujer, se consideraba de piedra, había perdido todas las ilusiones de amar, ya que en su trabajo tenía contacto con más de 5 hombres por noche, al terminar su jornada, ella solo quería dormir, dormir y dormir.

Martína soñaba con ser actriz y debutar en un musical de Broadway, soñaba con nunca más tener que cobrar por sexo y que le hicieran el amor (el cual solo lo tuvo a los 18 años con José, su primer novio y del cual estuvo enamorada con toda el alma), soñaba con tener una casa grande, un auto y que su mamá tuviera un futuro estable y decente.


El Cananis era famoso, iba dirigido a todas las clases sociales, desde políticos, empresarios, gerentes, obreros, periodístas, actores y a todo ser que le gustara la vida galante, tenía chicas de todos los precios, pero hasta el hombre menos adinerado juntaba los $450 dólares para estar una hora con Martina. A pesar de que la mitad era para el lugar y el restante para Martina, todo se le iba en vestuario, dietas, escuela para sus hermanos, alimento, medicinas para su mamá.

Ella solo deseaba que su familia no se enterara de que trabajaba en realidad, porque de noche para ellos era estilista en una estética de 24 horas, en la la 54 Street de Los Ángeles.


Un día su hermano entro al Cananis con la pandilla a la que pertenecía, llevaban mucho dinero, ya que acaban de robar una tienda. Toño "quiero a la mejor chica y más cara del lugar" le dijo al gerente, él lo transladó a una de las habitaciones que tenía el Cananis en la zona V.I.P. la del número 9, al entrar se recostó, se desnudó, y comenzó a masturbarse, esperaba con ansisas a la mujer que llegaría a hacerle sexo oral y que más tarde penetraría con toda la fuerza, al menos eso pensaba él.

El gerente fue por Martína, tendría el primer cliente de la noche, de su vida, un loco, un fetichista, voyerista, no sabía en realidad que le esperaba al entrar a la habitación 9. Ella caminaba temerosa como todas las noches, ya que en dos ocasiones la habían golpeado, al abrir la puerta la luz estaba apagada.

Ella vestía su vestido favorito de color rosa, unos tacones altos.
Mario, el subgerente le comentó a Martína que la fantasía que tenía el cliente era de que ella tenía que llegar desnúda a la habitación, ella se desnúdo, puso música, se colocó de espaldas a la cama, encendió la luz y comenzó a bailar. Toño miraba fíjamente de espaldas a Martína, su hermana, quería poseerla, tomarla por el cuello y comenzarla a hacer suya.

Lentamente Martína giro hacía el cliente, cuando volteó vió a Toño, "¿qué haces aquí?" y se tapó rápidamente, el hermano sorprendido al verla le dijo "¿qué haces tú aquí? ahora veo a qué te dedicas, porque tienes tanto dinero, eres una ramera", "no me digas así imbécil, soy tú hermana mayor" dijo Martína. Toño se paró de la cama, abrazó a Martína, quería tener relaciones con ella, "qué estas haciendo idiota", dijo Martina, "eres putita y mira que me saliste por 450 verdes, así que ahora me cumples", Martína se resistía, luchaba con la fuerza de Toño el cual era más alto y fornido, para el cuerpo delgado de su hermana. Martína forcejeaba y forcejaba, le dió tres bofetadas seguidas Toño, la tiro en el piso y comenzó a tocarla, "desde cuando te traía ganas hermanita", Martína lloraba, pero no se rendía, seguía luchando contra él.

Hubo un momento en que Toño se descuidó y pudo salir de sus brazos, corrió y tomo una navaja que tenía en uno de los cajones del buró de la habitación 9, ya que por experiencias pasadas tenía que defenderse, "¿qué haces perrita?, ven para acá o voy por ti, vas a hacer mía o ¿quiéres que le diga a mamá tú secreto?". Martína tomo coraje y fuerza, pensó en su vida, en que tenía que trabajar para un mal agradecido, abrió la navaja, Toño corrió hacia ella, Martina levantó la mano y se le enterró la punta filosa en el estómago a su hermano, a Toño le dió más coraje y comenzó a golpearla como si ella fuera un hombre, Martina enterró una y otra y otra vez la navaja, hasta dejarlo con 19 piquetes en el pecho.

Había mucha sangre en la alfómbra de la habitación 9, su hermano aún con vida intentó besarla, pero ella le dió un duro golpe en la cara que terminó por matar al hermano, ella comenzó a llorar de la rabia, su hermano la había querido violar, porqué iba a permitir ella algo así, ya tenía bastante con los clientes que luego la humillaban y que no comprendían su trabajo, pensaban que lo hacía por gusto, pero no era así, Martína como la mayoría de las mujeres que se encuentran en este ambiente, lo hacen por necesidad.


Se metió al baño, se lavó el cuerpo por completo, el peor momento fue cuando vomitó, ya que era tannto el asco que sentía que se metió jabón a la boca para lavarse, provocándole una reacción que odiaba desde niña.


Se puso su vestido rosa, las joyas que algunos admiradores le dieron, se arregló como nunca, tomó el dinero que guardaba debajo del colchón de la habitación 9, la cual le pertenecía por ser la consentida del Cananis, agarró su bolso, y salió por la puerta trasera, dejando a su hermano muerto y al Cananis como su vida del pasado.


El lugar no la denunciaría con la policía, ya que sí lo hacían cerrarían el lugar, aparte de las grandes cantidades que dá el dueño del Cananis a las autoridades para que trabajen con calma.


Salió radiante, caminaba por las calles de Los Ángeles, todos la volteaban a ver, sin duda lucía como nunca, dejaría a su familia en Los Ángeles, y tomaría la propuesta de uno de sus clientes, ir a trabajar a Nueva York, en uno de los mejores teatros de espectáculos de la vida nocturna, donde podría codearse con caza talentos de Broadway, desde ese lugar mandaría dinero a su hermana y madre para lo que necesitaran.


Dos años después, Martína se convirtió en la cotizada bailarina y actriz de los escenarios de Broadway, la mejor pagada, cumpliendo su sueño de ser una gran estrella de teatro.

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