Había ocurrido algo inesperado en este momento, una interconexión entre nuestros corazones, mente y alma, te encontrabas acostado en tu cama, la luz de la luna alumbraba tu piel blanca, podías sentir como sufría, tú también sufrías, estabas desesperado, molesto, triste y hasta enojado porque fuiste un cobarde y detuviste lo nuestro porque tus padres nunca lo aceptaron, sabiendo que me amas y que te amo, dejando tu sueño de estar con la persona que realmente quieres para estar dándole gusto a tus padres.
Te levantaste de la cama, observaste las paredes azules de tú cuarto, te pusiste un pantalón y te pusiste la chaqueta negra con la que nos conocimos, tú mamá se encontraba en la sala de tú casa, te pregunto "¿vas a salir? estas loco", tú piel blanca era roja, pues estabas llorando, no le contestaste y te dirigiste a la puerta, tú mamá intento detenerte, pero fue imposible era más tu fuerza, tus sentimientos los que te hacían abrir ese portón blanco y salir huyendo, así fue como saliste de tu casa corriendo.
Mientras tanto yo ya no toleraba más, no deseaba ni si quiera vivir si no tenía al amor de mi vida a mi lado, a la persona ideal, al guerito del que me enamoré a los 16 años, así que deje de observar la luna, me puse una chamarra y salí de mi casa corriendo como loco, por la noche fría, la luna era quien guiaba mi camino, simplemente corría y corría.
Nuevamente habíamos tenido una interconexión, corríamos los dos al mismo tiempo, algo nos llamaba, algo nos juntaba nuevamente. Cuando llegaste a mi casa, al tocar la puerta, te habían dicho que no estaba y que era extraño, ya que todos estaban dormidos y no se dieron cuenta porqué había salido, intentaste ahí mismo llamarme al celular, pero sorpresa lo había dejado en mi habitación. Te pusiste como loco, pensaste que ya era tarde, y te fuiste nuevamente corriendo, mi madre solo dijo "espera", pero tus piernas veloces corrían y corrían.
En mi transcurso corriendo pase por la esquina donde siempre nos quedábamos de ver, ahí se encontraba ese pino que caracterizaba a la esquina y el número 5, como nuestros cinco sentidos que están locos por nosotros mismos. No podía quedarme ahí, corrí y llegue a tu casa, pregunte por ti, tú mamá no me vió con buen agrado, pero me dijo "salió corriendo como loco, ¿tú sabes dónde está?", respondí "no, pensé que estaría aquí", seguí corriendo y tú mamá solo dijo "ey".
Teníamos que encontrarnos lo antes posible, pues yo quería morir por amor, por un amor que algún día estuvo conmigo y me dejó por cobardía, esperaba un amor que no se decidía a tomar nuevamente el paso como la primera vez.
Corrí, corrías y corrríamos, ¿pero a dónde íbamos?, la respuesta los dos la tendríamos en el corazón y era como nos encontraríamos, sí es que no dejaba de existir antes de que pasara esto.
Llegué al puente donde solía pararme algunas madrugadas a pensar, se veía la avenida con los carros que pasaban velozmente, la luna, las estrellas, lloraba, no te tenía, mire al cielo, cerré los ojos, levanté los brazos y me aventé a la venida, volé, volé y volé para siempre.
Tú corrías y corrías, sabías de las caminatas nocturnas, del puente, pero realmente no sabías que es lo que haría, era lo que más te preocupaba no encontrarme con vida antes de que hiciera una tontería, seguiste corriendo, corriendo, pero dudaste de que estuviera en el puente, así que te marchaste corriendo por la noche fría, sudabas, estabas cansando, llorando, pero no te importaba sabías que teníamos que encontrarme auqnue yo ya estuviese dormido.
Cuando dejé de volar senti un dolor en la cabeza, y abrí los ojos, no había muerto, de echo no me había aventado a la avenida, si no me había desmayado, los motivos no los sabía, pero de algo estaba seguro mi corazón, y era porque necesitaba estar vivo para ti y para nuestro amor.
Me paré del piso y seguí corriendo. Mientras tú corrías, corrías y seguías corriendo, decidiste tomar un descanso, te sentaste en la banca, no había nadaie en esa alameda, recordabas nuestras mañanas, días y noches que pasamos ahí, compartiendo risas, platicas, besos, abrazos, caricias, pero sobre todo una experiencia diferente día a día, llorabas de recordar o de que no me encontrabas, de arrepentimiento o de desesperación.
Corría por las calles de arquitectura francesa que nos dieron días inolvidables, y que fue donde se encontraba nuestro colegio, donde nos conocimos. Opté por pensar un poco en ti, tratar de saber dónde estábas, y caminé despacio, ahí me encontraba caminando por esos suelos de azulejo naranja, recorriendo cada pasillo rodeado de árboles y arbustos.
Te paraste, querías seguir corriendo, viste una silueta a lo lejos, pensaste que era un vagabuno, así que decidiste ir a él, para contarle tú tristesa, tú amor en secreto y lo que deseabas realmente, al llegar a esa persona le tocaste el hombro, voltié, nos miramos sorprendidos, y sí ese vagabundo era yo, nos habíamos encontrado, tuvimos una interconexión de amor que nos junto nuevamente.
Me tomaste de los hombros, me acercaste a ti, me recargaste en tu pecho y dijiste "perdoname, estoy dispuesto a enfertarme a todo por ti, porque te amo", levante la mirada y lo volviste a repetir viéndome a los ojos, podía ver tú cara marcada por el llanto, y tú podías ver mis ojos de alegría, pero también marcadas por el llanto, nos dimos un abrazo fuerte.
Y... te perdoné con un beso, un largo beso de amor, tierno y cálido como nosotros. Volvimos a ser la pareja que nunca se separa y se separará, amándonos, para continuar escribiendo las diferentes líneas del libro de nuestro amor...
No importa cuanto te tenga que esperar, no importa, lo sabes y te comprendo, estamos interconectados, y aunque lo sepamos nosotros, nada ni nadie hará que nos separemos, porque estamos hechos el uno para el otro, te amo y me amas...
1 comentario:
Y ESO CUANDO PASO AMIGO? JAJA SON MUY RAROS ESOS CASOS DE INTERCONEXION!!
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