Sigo sin poder contener el aliento de lo bien que me siento en estos momentos, es un nudo en la garganta, una presión que se siente tan rica, recorre desde el estómago hasta la cabeza, y sigue llenando mis sentidos de emociones que transpiran el buen olor a dos cuerpos juntos, entregados a la pasión de un cenit floreciente entre tú y yo.
Esta es una de las mejores noches de mi vida, aquella que me dejó más que satisfecho, más que lleno, sobrepasando el nivel de excitación de una indigestión, simplemente exploto el termómetro entre nuestros cuerpos, bajo la luna en vivo, junto con las estrellas, los arbustos, la oscuridad, las luces de los carros nocturnos de media noche.
Escuchar tus palabras en el odio, tu lengua sobre mi oreja y sentirla húmeda por tu saliva, mi piel sentía como me tocabas y se me ponía chinita, entregados tú y yo, el uno para el otro, compaginados en un mar de pasión, sentirte tan dentro, sabiendo que me perteneces y que no eres de nadie más, la forma tan cerca al hablarme, sentir tu suspiro en mi nuca me hicieron derretirme por dentro, más de lo que imaginé.
La luna fue testigo de cómo nuestra pasión se entregó como nunca antes, al mirar al cielo, y ver que las estrellas nos observaban felices de que estemos juntos, la oscuridad, el olor a tierra mojada, y el pasto, formaron una fantasía deseada entre tú y yo.
Una noche más a tu lado caminando por las calles de esta ciudad, mientras platicamos de lo ocurrido, en aquel lugar tan cerca de nuestros cubos, tan transitado, tan oscuro, tan citadino y diferente a los demás, conocido en todo el mundo por una película que se grabo ahí, ahora fue testigo de nuestro amor, de nuestra pasión…
Esta es una de las mejores noches de mi vida, aquella que me dejó más que satisfecho, más que lleno, sobrepasando el nivel de excitación de una indigestión, simplemente exploto el termómetro entre nuestros cuerpos, bajo la luna en vivo, junto con las estrellas, los arbustos, la oscuridad, las luces de los carros nocturnos de media noche.
Escuchar tus palabras en el odio, tu lengua sobre mi oreja y sentirla húmeda por tu saliva, mi piel sentía como me tocabas y se me ponía chinita, entregados tú y yo, el uno para el otro, compaginados en un mar de pasión, sentirte tan dentro, sabiendo que me perteneces y que no eres de nadie más, la forma tan cerca al hablarme, sentir tu suspiro en mi nuca me hicieron derretirme por dentro, más de lo que imaginé.
La luna fue testigo de cómo nuestra pasión se entregó como nunca antes, al mirar al cielo, y ver que las estrellas nos observaban felices de que estemos juntos, la oscuridad, el olor a tierra mojada, y el pasto, formaron una fantasía deseada entre tú y yo.
Una noche más a tu lado caminando por las calles de esta ciudad, mientras platicamos de lo ocurrido, en aquel lugar tan cerca de nuestros cubos, tan transitado, tan oscuro, tan citadino y diferente a los demás, conocido en todo el mundo por una película que se grabo ahí, ahora fue testigo de nuestro amor, de nuestra pasión…