Parecía como si estuviese ansioso por querer hacer algo, pero a la vez triste, su mirada penetrante, perdida, triste y con esas corneas húmedas, se veía que guardaba una gran tristeza, un gran dolor o un gran coraje, mientras escuchaba la canción de “Ludwin Van Bethoveen-Symphony Nº 7 in a Major”, soltó un gran grito que se pudo escuchar en toda la Ciudad.
Se levanto de la silla vieja de madera que le había regalado su abuelo antes de morir, se acercó a su librero donde se encontraban sus obras favoritas, pero había un autor que le cautivo por el resto de su vida, con él aprendió, que no hay mejor placer que matar a alguien y más cuado lo amas, pensó si sería verdad poder llegar al orgasmo matando a alguien, se arrodillo y abrazó todas las obras del francés “Marques de Sade”, levanto su mirada y se quedo observando el techo de su habitación.
Se rió como un loco, estaba demente por tanto daño causado, pero era por leer a ese autor o simplemente porque en la vida real le había ocurrido algo. Se levantó, tiro sus libros y solo dijo, hoy es 29 de junio, se cumple un mes de lo ocurrido, lloró Víctor, se rió, gritó y salió de su casa corriendo, eran cerca de las 11 pm, caía una tormenta.
En la noche oscura, caminaba por algunas calles que le traían recuerdos, él solo decía “porqué en 29, porqué en este día tan especial para mí, porqué en 29, si es el karma de la buena suerte”, mientras decía eso, lloraba, pero por momentos su rostro cambiaba a otra persona, era como si tuviese metido al demonio. Hizo una llamada desesperadamente, un intento, dos intentos, tres intentos y hasta el cuarto tuvo resultado.
Eran alrededor de las 11:40 pm, y ahí se encontraba en ese parque solitario, como esperando la presencia de alguien, movía las manos desesperadamente, hasta que por un momento se quedo quieto, observando la luna y la lluvia caer.
Transcurrían alrededor de las 11:50 pm, apareció una segunda persona, de piel blanca, alta, delgada, con una gabardina y una sombrilla que le cubría de la tormenta, no se podía distinguir si era hombre o era mujer, hablaban, discutían, hacían movimientos bruscos, Víctor gritaba y la otra persona trataba de tranquilizarle, pero era imposible, creo que estaba herido por ese día tan especial.
Pasaron 15 minutos, Víctor observó su reloj, ya eran las 12:05 am del otro día, por lo tanto ya era 30 de junio, se pudo escuchar un grito “ya no es 29, ya no es día especial”, la otra persona le dijo “no grites, la gente duerme”, Víctor respondió “me vale madres la gente, lo único que quería que fuera otro día, con número diferente, ya que el 29 es mi favorito y no puede estar marcado”.
Hubo silencio, y la otra persona preguntó “¿marcado porqué?”, Víctor se quito su gabardina, agarro un cuchillo de carnicero que tenía escondido entre su pantalón y se lo encajo con fuerza en el pecho a la otra persona, la persona cayo al suelo, Víctor se rió, se arrodillo y siguió clavando el cuchillo con tanta fuerza, a la vez lloraba y reía, se escuchaban los truenos de la noche.
La persona quiso decir algo, parecía que estaba viva todavía, pero Víctor lo único que hizo fue ponerle su dedo meñique en la boca diciendo que callara con una seña, y le encajó el cuchillo más fuerte, el charco comenzó hacerse rojo rápidamente, Víctor lloraba y reía y solo dijo “no mate a un extraño, maté porqué te amo”.
Víctor huyó del lugar, jamás se le volvió a ver, ahora se encuentra sentado a mi lado contándome esta historia, de la cual yo fui testigo, solo fue hace un mes que las cosas cambiaron, y en un mes se destruyo a una vida que alguna vez hizo daño. El sólo me susurró al oído “no se si era hombre o mujer a quien mate” y desapareció de mi despacho.