Aún mi cabeza giraba, las drogas que había consumido la noche anterior me hacían estragos, pero me aliviaban el corazón de todo lo ocurrido, de todo lo dolido, pero solamente han pasado 16 días desde aquel punto final a nuestra historia...
Llegué a un parque en avenida Cuauhtémoc, me senté en una de las bancas, mientras el cielo se nublaba, y veía pasar el tiempo, así como la temperatura bajaba cada vez más, pensaba, pensaba y era lo único que hacía, pensar... pero sin llegar a auna conclusión, así que mi mente se puso hacer un retroceso de todo lo que había pasado en mi vida, en estas dos semanas de soledad total, de desgaste, de tristesa...
Desde aquella noche en que concluyo todo, mi cuerpo lo que hizo fué escapar rapidamente, sin detenerse, el sudor me invadía por completo, la oscuridad, el frío, mis piernas tenían una energía impresionante, corrí, corrí hasta llegar a los Insurgentes, y seguí corriendo con más fuerza, comenzaba a llover, pero mi cuerpo no quería detenerse, no tenía rumbo, solo quería llegar a lo inesperado, a lo sorprendente, pude cruzar un eje con muchos automóviles andando, llegué a unas vías, no había paso, mi rumbo se detenía, pero yo no pararía ahí, giré y me subí al puente más largo que he cruzado en toda mi vida, cubierto por rejas, con rampas, y unos 15 perros correteandome, mis piernas sacaban velocidades que aún no conocía...
Al llegar al casi al final del puente, vi que se encontraban unas casuchas con casas de lámina, y personas drogandose, mi mente no quiso pasar por ahí, así que antes de llegar al final del puente, en uno de los escalones, me subí a los barrotes, y salté desde el puente hasta el piso, caí, me puse de pié y seguí, seguí corriendo...
No había personas en la calle, y las que me llegaba a encontrar se me quedaban viendo, lo único que yo quería era llegar a ese lugar, a ese destino, aunque no sabía que había más allá, tenía rabia o coraje, aún no lo puedo describir, o simplememte era el gran vacío que tenía dentro, que me hacía explotar, que me hacía sentir tú gran ausencia.
Al llegar a Reforma e Insurgentes, me detuve, mire la avenida, y recordé las calles cercanas a donde alguna vez había tenido buenos párrafos de amor, y que hoy esas letras se corrían por las lágrimas de mis ojos, mire al cielo negro, a las luces de los autos, y gritá lo más fuerte que pude, un ¡Noooooooooooooooooooooooooooo! salió de mi voca, acompañado de un llanto intenso, un llanto con dolor, tristeza, pero sobre todo con amor, aquel que no supiste aprovechar.
Caminé por las calles húmedas por la lluvia, la luna blanca me alumbraba la banquetas por las que mis pies mojados caminaban...
Mi cuerpo iba en retroceso a donde había comenzado este viaje, en la avenida tuve que escalar un puente peatonal, lo subi despacio, al encontrarme arriba, me detuve a ver el cielo, y pensar la que alguna vez fue nuestra historia, bajaba mi mirada y veía los automóviles pasar a grandes velocidades, mi mente se puso en blanco, estuve a punto de... querer tocar el piso, pero mi mente reaccionó que mi corazón no podía dejar de palpitar ahí, de respirar y de sentir, así que me bajé corriendo, al llegar al otro lado, lo que hice, fué regresarme por donde había subido, pero esta vez de una forma diferente, crucé corriendo la avenida, mientras los automóviles me tocaban el claxón, o me gritaban "¡pendejo!", no me importó, así fue como cruce circuito, para regresarme a algún lugar que me llevaría al placer prohibido.
Recordé lo mucho que extrañaba que me tocaras, vamos... que no me tocaba un hombre, que me hacía sentir deseado, que me hacía sentir diferente, recordé el día en que me hiciste el amor por última vez, que bello había sido esa experiencia, las aventuras y locuras que hacíamos para lograr que nuestro cenit fuera más pasional que el día de ayer, y poder explotar entre el universo y el deseo, entre el amor y la soledad que me envolvía ahora...
Tomé un taxi, que me llevaría a "Fuck", una residencia para encuentros, entré por el portón discreto, y pensé en la mordida que dará a la delegación este lugar para dar servicio clandestino... pagué mi acceso, y compre una cerveza en el bar, la cual bebí de un trago, pedí otra para darme valor, o no sé, quería ver si alguien me ligaba y me hacía sentir bien con sus besos.
Guardé mis pertenencias de valor en un loker, y entré por el pasillo largo, oscuro y alumbrado por una luz tenúe, lentamente caminaba, observaba a los hombres que estaban ahí dentro, entraba a las habitaciones donde se exhibían películas porno, veía a hombres beber en las mesas, sentados detenidamente mirandose el uno con el otro, nerviosos, hombres casados, viejos, jóvenes, guapos, feos, chacales, de todo tipo...
Quice conocer el lugar de entrada a fin, y de fin a entrada, buscaba y buscaba a la persona que me agradaría para poder estar, no podría coger con alguien solo por que sí, por lo menos que me dijera su nombre, su signo, su color favorito, para que dejara de ser para mi un desconocido.
Vi a un chico de 19 años, varonil, y fué el indicado, nos conocimos como lo planeado, mi cuerpo empezó a temblar, recordó con amor que sería infiel, mi mente pensó "¿infiel?, aquel qué estará haciendo ahora...", así que me deje llevar por el alcohol, un poco de hachis, y mi lengua probo otros besos, a otros hombre a quien tal ves le interesaría... mi mente dió un golpe y me dijo "así no son las cosas, aquí no encontrarás nada agradable", pero lo ignoré...
Unos besos llevaron a otra cosa, el sexo, aquel que hacía con Javier, que tal ves nunca más volvería andar, imaginé "es como cuando un hombre hetero se acuesta con una puta", así que mi mente seguía controlando el momento de placer o de vacío...
Tan vacío estaba, que creía llenar aquél hueco con esta situación, llegó el momento en que ya no quise continuar con la rutina, con el momento que el otro tanto disfrutada diciendome "tienes unas nalgas bien rica", "nunca había conocido a alguien como tú...", y cosas de ese estilo que te hacen sentir deseado por otro, que era lo que yo buscaba. Así que puse un alto, me levanté el pantalón y salí corriendo de ese lugar, busqué un establecimiento de 24 horas que se encuentra cerca del lugar.
Simplemente me daba asco a mí mismo, me hizo sentir más vacío de lo que ya me encontraba, más solo, más triste, más derrotado, más adolorido, y lloré de coraje, de que no me pude controlar, tiré los condones que había comprado, pensé "para qué tengo más estas mamadas, jamas volveré a estar con alguien que no seas tú...".
Al llegar a la tienda, compré una botella de alcohol de 96 grados, aquella que luego ocupan en los hospitales para desinfectar, el que me atendío, me vió con la cara roja, envuelta en el llanto, lo miré, mis mejillas temblaban por los nervios...
Salí de la farmcia del lugar, y me dirigí a los baños del lugar, oriné, mientras mi cerebro me atormentaba, y pensaba en todas las pendejadas que hecho desde que te fuiste de mi lado, y retrocedí años atrás, meses, días y horas... en las mamadas y todo lo que te aguanté dutante todos estos años, y más y más me bañaba el llanto...
Me dirigí a los lavaderos de los baños, me lavé las manos, después abrí la botella de alcohol, pensé "esto va a arder"... respiré profundo, y le dí un gran sorbo directo a mi boca, e hice gargaras como cuando usas líquido dental, me veía al espejo, un señor entró, y me observó extrañado... lo miré y le sonreíe de la forma más falsa que pueda existir, después escupí ese alcohol, hice cara de asco, y me metí el dedo para vomitar, hasta que lo logré...
Cambié de lavabo, pues aquel donde había empezado, se encontraba sucio, el sabor del alcohol directo, me había quemado la lengua, y en verdad, que sabe feo, así que tome shampoo para manos del que había ahí... y lo ingerí para lavarme la boca, la cara, de mi boca escurría espuma, el señor regresó y me seguía viendo, no me importo esta vez, así que entre más y más lavaba mi boca, mejor, la enjuagué, la volví a enjuagar, y tomé más shampoo para seguirme lavando la boca, quería olvidar aquellos besos, aquella infidelidad que creía había cometido.
Al sentirme un poco mejor, pensé que sanaría mi cuerpo con ingeriendo más alcohol, y curarme de todo mal, y así olvidar, así que me bebí tres cervesas en el mismo lugar, hasta que me sentía más ebrio de lo que ya podía estar, me dió mucho sueño, así que me paré del lugar, y me retiré a mi hogar.
En el transcurso hacia mi cama, pensé en muchas cosas, desde secuestrarte o matarte, pasé a mi hogar por una navaja noruega que alguna vez me regalaron, la escondí en mi pantalón, y fuí a buscarte...
Me sentía un villano de película, o eso intentaba ser... me detuve en la esquina de tu casa a observar, y pensar que ya dormías, imaginé que sí tuviera poderes podría entrar a hacer de todo, y elecubré que estando dentro de tu guarida caminaba por los pasillos lento, para no ser escuchado, y al entrar a tu recámara, mis manos recorrían desde tus pies, piernas, pecho, y al llegar a tú cuello te despertaba con un cachetadón, abrías los ojos entre dormido, me veías, te sorprendías, me levantaba y decías "¿qué haces aquí?", y yo, disparaba el gatillo, la bala entraba en tú corazón fuertemente, y pensaba "ahora, tú también tienes el corazón destrozado, como me lo hiciste tú a mí, trozos..."
En mi mente veía entrar a tú familia al cuarto, tú mamá lloraba, tú papá llamaba a la policía, y tú hermano observaba la situación desconcertado... la policía me llevaba, yo no ponía resistencia alguna, me sentía aliviado... imaginé los títulos de las noticias en periódicos amarillistas "homosexual mata a su hombre", "crimen pasional en la habitación", y una infinidad de cosas, que hoy considero pendejadas, pero aquella noche eran las mejores ideas... después en la cárcel, yo me mataba.
Un ladrido de perro me despertó de aquel elucubramiento fatal, observé tú ventana en la que duermes, el número de tú hogar, y con ello te dije adiós desde afuera, sin verte fisicamente me despedí con amor...
Me retiré del lugar, y al llegar a mi casa me dí un baño de agua fría, me senté en el piso a llorarte, mientras caía el agua de la regaderá en mí... y pensar que nunca te haría algo malo, ya que eres el hombre más especial que he conocido en este universo, al primero que amé por muchos años, tan solo siete, y en los ocho años que teníamos de conocernos, los días felices que me diste, pensé en tú sonrisa, y en lo hermoso que eres...