domingo, 22 de enero de 2012

El helado de coco...


 Llegué a sentarme al parque de siempre, en la banca de siempre y observando los árboles de siempre, traía mi pantalón verde aquel que solíamos usar cuando conocíamos a alguien de nuestars familias y sorprender un poco, demostrando que somo "tan iguales" o que simplemente éramos algo.

Todas las mañanas, tarde y noches que tenía tiempo me sentaba a esperar, y a esperar, en esta ocasión el tiempo era mi mejor amigo, mi mejor aliado y el que me daría una respuesta... aunque a veces la espera es dolorosa, silenciosa e incómoda...

Había pasado tiempo de aquél día en que terminó todo, la fecha no la escribo, porque borré ese día de mi mente, fué un día gris... un día debastador, con sentimientos que hacían encarnarme a una respuesta que no era la verdadera, así que decidí engañarme un poco más, o un poco menos, qué más dá... total te alejaste en un instante, y ahora, ahora solo pienso y elecubro cosas que desearía hacer contigo...

Decidí pararme, caminar por los pasillos de esa Alameda, cuántos cafés no hay y cuántos de ellos alguna vez nos dieron tardes de platicas, por cierto ya han abierto la nevería en que solíamos comprar, la remodelaron, un toqué más cálido, la veo y siento que me enamoraría más sí estuvieras ahi, espera... mi cuerpo regresa a la nevería y pido uno de coco, sí aquel que nos gusta y que solíamos compartir, el cual chupábamos hasta que la bola de nieve iba desapareciendo y nuestras lenguas se juntaban...

Prosigo con mi caminata por aquel lugar, recuerdo que a una calle nos conocimos, sí en el colegio, teníamos 15 años, aunque es extraño, estuvimos interconectados desde pequeños, vivíamos tan cerca y todos los veranos íbamos al mismo curso de verano de la escuela en la que cursaste tú educación básica, eso me hace pensar sí el destino desde entonces nos ponía por el mismo camino, pero se interrumpió ese camino, hoy no estamos juntos, pero sigues ahí, y mi pregunta nuevamente es ¿el destino nos quiere otra vez juntos?... no lo sé, por eso el tiempo y las señales son mis mejores aliadas para seguir tratando de desifrar este código de amor que nos bañó en un mar de soledad a los dos.

Cerré mis ojos, el viento sopló en mi rostro, me senti libre y con ganas de abrirlos, al hacerlo no sabía si era un sueño, algo tan real, no podía serlo, me tallé los ojos para ver claramente, y sí ahí estabas de pié, con el mismo pantalón verde, solté una carcajada, te acercaste a la banca, nos saludámos con un fuerte abrazo, me sentí protegido por un momento, tus manos blancas apretaban mi mano, no quería que me soltaras, dijiste que sí no quería un helado, que ya habían abierto la nevería donde comíamos cuando íbamos juntos en el colegio, te dije que sí a pasar de que ya había comido, no había sido lo mismo comerlo solo.

Mientras caminábamos por la Alameda platicábamos de que ha pasado en nuestras vidas desde que ya no hablamos tanto, y fué cuando decidiste darme un beso en la mejilla, y dijiste "me voy, te veo después, ciao"... te alejaste y desapareciste en la inmensidad de un corazón ilusionado.

Ahora solo sé que después regresaras y volveremos a comer ese helado de coco que tanto nos gusta, y así continuaremos con la historia de nuestro amor...

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