lunes, 19 de septiembre de 2011

Y todo era un sueño...


Quería salir de lo cotidiano de esta ciudad, así que tomé el primer camión que me llevara lejos de la urbe para poder descansar, estando dentro de la terminal de autobuses compre el primer boleto que saliera, con tal de escapar de esto, y así mi mente pudiera distraerse.

Ya dentro de carretera, me puse los audífonos y podía observar lo verde y frío de la carretera, la naturaleza me ponía a pensar acompañado de la música que escuchaba, mi mente imaginaba cosas, así que cerré los ojos para poder relajarme y quedarme dormido.

Así fue como había llegado a Monterrey, y ahí estabas parado, esperándome para ir a conocer el nuevo departamento en donde viviríamos por un tiempo, antes de irnos a Buenos Aires a radicar, así que me recibiste con un gran beso lleno de amor.

Al llegar al departamento, me esperaba una gran sorpresa, lo habías adornado románticamente, podía oler a arándano, había velas por todos los rincones, podía sentirse el rico calor que evolvía a nuestros cuerpos, una luz tenúe se veía al fondo, y pude observar un jacuzzi lleno de agua con petalos de rosas, pusiste música romántica de fondo y me apregtaste a tu delgado y blanco cuerpo, me besaste tiernamente, mientras nos entregábamos el uno para el otro, para el final ser solo uno, susurrabas al oído un "te amo pibe", y yo te susurraba "te amo bimbo", así continuamos hasta poco a poco irnos desprendiendo de nuestra ropa...


Sacaste una botella de vino tinto español, apagaste la luz y prendiste 9 velas, las cuales nos daban un momento más cálido, llenaste dos copas con vino, y brindamos por todo el tiempo que llevabamos juntos, por nuestro amor, me diste un tierno beso, y seguimos bebiendo lentamente de la copa nuestro vino.


Podía escucharse el sonar de una balada romántica con la que me declarabas el más puro amor, y los deseos por perderte dentro de mi cuerpo y poder beber las caricias que rozan nuestras pieles, me dijiste que me terminara el vino lentamente, así lo fui haciendo hasta que sentí algo extraño en mi boca, tú me observabas muy atento, dirigí mi mano a mi boca para sacarlo y era un anillo, en cuanto lo ví, me susurraste a la luz de las velas, el olor del arándano y los pétalos de rosa que se impregnaban en nuestras pieles "¿te quieres casar conmigo?", te respondí con un beso largo, sincero y lleno de amor, que duró 10 minutos, nos despegamos y te respondí "te amo, y por eso quiero que seas el hombre de mi vida", nos abrazamos y volvimos a besar y besar...

Hicimos el amor cientos de veces, en el departamento que nos acogería como esposos, y seguimos y seguimos descubriendo el encanto de la pasión que se encuentra en nuestra piel, pintamos de besos de amor cada rincón de nuestros cuerpos, y llenamos de ternura la inocencia pura de este amor...


Cuando me desperté todo era un sueño, sé que pronto estaremos juntos como alguna vez fuimos el uno para el otro, por eso el destino nos volvió a juntar.
Te amo, Erick...

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