Así fue como sonó mi despertador después de un rico descanso, una noche fresca, me metí a bañar, escuché que la señora Alicia se despertó para hacerme el desayuno, al sentarnos a la mesa me dio indicaciones de cuando llegara a Varadero, lo que tenía que hacer y lo que no, y a las 7:00 am sonó el timbre, Gustavo había llegado por mí para llevarme a la terminal.
En el camino me explicó bien lo de los salarios de los profesionistas de Cuba, la cual cuenta con un 87% de su total de población que es profesionista, que un médico gana 40 CUC mensuales, lo que son 600 pesos mexicanos para poder comer, calzar, educar y salir adelante con su familia, fue cuando supe que Cuba hace uso del trueque, si el papá de un niño no tiene para la consulta de su hijo que se encuentra enfermo, el doctor le recibe una bolsa de azúcar o café, y con eso paga, y es como se hacen de las cosas que tienen en su hogar o para su consumo.
Cuando me dejó en el Ovnibus, bajé, y al entrar a la estación había taxistas que me ofrecían llevarme a Varadero por una cantidad de 15 CUC, ya que no hacía escalas, pero lo rechaze, pues iba a un lugar que no conocía y solo, al entrar me formé para comprar mi ticket, el cual me costó 12 CUC, y salía a las 8:15 am rumbo a Varadero, haciendo una pequeña escala en Matanzas.
Mientras esperaba la salida del autobus, subí a comprarme un agua, y busque algunas galletas, pero la cafetería era escasa, así que solo me la llevé para el camino, al formarme para abordar el bus, unos italianos se acercaron para preguntarme todas sus dudas sobre el camión, las paradas, el hospedaje, y todo lo demás, y ahí nos medio explicamos entre italiano, español e inglés, subimos al camión y me tocó sentarme solo, era perfecto para dormir, así que salió rumbo a la autopista, que pensé estaría en malas condiciones, pero no, la verdad que estaba muy bien, rodeada de hermosos paisajes, por lo cual no dormi.
Hizo una parada en la autopista para quien quisiera pasar a tomar algún refigerio, y ahí compre unas frituras cubanas, junto con dos jugos parecidos a los boings, subí al camión y los medio abrí, sabían a mucha harina, y comí pocos, así que seguí observando entre selva y el mar que a veces se dejaba ver por los costados, hasta que a la hora de camino llegamos a Matanzas, donde hice fotos de la pequeña ciudad con su bahía, sus casas coloniales y sencillas, me gusto el lugar, era tranquilo, pero no era lo que buscaba para el momento, así que no decidí bajar ahí, y seguí mi rumbo hacia Varadero.
Con forme avanzaba en la autopista, el mar cambiaba de ser un azul obscuro, a ser un mar turqueza, simplemente hermoso, lo que me decía que ya estaba más cerca de Varadero, y me emocionaba más...
Por fin, comencé a ver los grandes hoteles franceses y españoles que se encuentran en Varadero, así fue como bajé del autobús, para continuar con mi busqueda, afuera de la terminal había señores que te ofrecían llevarte a casa de renta de cuartos, pero no quise tomarlos, ya que me saldría más caro por la comisión de esas personas, y caminé y caminé para investigar por si mismo, ahí en Varadero había cuartos muy económicas y en buen estado, pero era solo para uso de cubanos, así que seguí caminando.
Ni había por ningún lado habitaciones para mi, busque en hoteles, y por decidioso me ganaron una que tenía un costo de 30 CUC la noche con el desayuno incluído, me mandaron a otros hoteles, pero nada, llegué a uno muy bonito, una casa antigúa pero en buen estado, que no era de renta, si no un hotel, cuando me mostraron la habitación en la parte de arriba, era el lugar más hermoso y acogedor para dormir que había visto, solo que contaba con dos camas, y me cobrarían el uso de esa aunque no dormiría en ella, su costo era de 45 CUC, dí las gracias, y el señor me dijo "te puedo llevar a una casa de renta que está a la vuelta de aquí, es mi familiar y está super bien con aire acondicionado, refrigerador, baño privado, agua fría y caliente, televisión, comedor y una pequeña sala", le dije que aceptaba, así que me llevó.
Ahí conocí a Lydia, la señora de la casa y la que se ve que lleva los pantalones en el hogar, a pesar de que su marido tiene un taller mecánico, el cual era como estar en los 50's con tanto auto antiguo, me mostró la habitación, y me gustó, asi que acepte pagar los 30 CUC, me instalé, y me fui a la playa emocionado, tome mis botellas de agua, las frituras, mi traje de baño, cámara, mi pequeña mochila, toalla, y así corrí por la Calle 51 de Varadero, para cruzar por las palmeras al hermoso mar caribe, con su arena completamente blanca y azul turquesa (Cancún y Playa del Carmen se quedan cortos).
Caminé por la playa hasta que encontrará un lugar que me gustara para instalarme, la playa lucía completamente vacía, uno que otro turista de la tercera edad, pero todo hermoso, encontré un camastro que me rentaron a 1 CUC, y me acosté a ver el mar.
Comencé a divertirme y a pedir cerveza, mojitos, mojitos y más mojitos, acompañados de mi libro "El país de uno" de Denise Dresser, comencé a comparar a mi país con Cuba, y que realmente Cuba no tenía casi nada de socialismo, ni comunismo.
Me metí al mar con el miedo de dejar mi cámara y mi Iphone en el camastro, con mi ropa, pensando que regresando no estaría, nada lejos, y lejos, aunque recordé el consejo de mi madre cuando partí "si vas a la playa no nades tan profundo como acostumbras, recuerda que vas solo, mejor ni te metas al mar", así que disfrute del mar, y regresé, igual por el pendiente de mis objetos, al llegar seguían intactos, y eso me dió más confianza.
Seguí bebiendo, vi como una francesa iba con su papá de unos 80 años, y ella se había ligado a un negro que se agarraba el pene para seducirla, se metieron al mar, el le dio un masaje, y después imagino que se marcharon a tener sexo, mientras el papá espero en la playa. Me hice amigo de Hiromi y de Johana dos chicas que viven en Londrés, una japonesa y la otra inglesa, nos comunicamos atráves de inglés, aunque Hiromi estaba muy lanzada conmigo, y quedamos de salir en la noche, más tarde quería que le regalara mis lentes, pero no accedí.
Ella estaba fascinada conmigo porque viajaba solo, decía que ella conocía Los Cabos, y que le parecían espectaculares, que estaban en una casa de renta y que partían de Varadero a la mañana siguiente, porque irían a otra playa de Cuba que se llama "Mi Cayito".
Como a las 3 de la tarde se acercó un grupo de argentinos y se tumbaron a un costado de mí, me puse los audifonos y comencé a imaginar y a pensar todo aquello por lo que había ido a ese momento de paz y traquilidad para mi mente, recordé muchas personas, lo que quería y lo que no, hasta que me di cuenta que a mis costados ya no había gente en la playa, y era el único, me estuve ahí hasta que se metío el sol, y la puesta de este fue hermosa, salí de la playa, y me metí a comer a uno de los hoteles donde había preguntado por el hospedaje.
Ahí estuve un rato, hasta que dieron las 8 de la noche y sabía que tenía que irme a bañarme, en el camino de la calle 29 a la 51, era largo, y en el me encontré con Hiromi y Johana, me dijeron que irían a cenar y que nos veíamos más tarde.
Al llegar a la casa, abrí con las llaves que me proporcionaron desde la puerta principal, y justo ahí me metí a bañar, me recosté un momento y salí a vivir la noche.
Caminé, pues iría a un bar muy bueno, pero caminé tanto, y tanto, creo que fueron 20 kilómetros y estaba muy solo la aparte de las calles y autopista, aparecían hoteles, pero no mostraban vida, así que regresé, pues un señor de los taxis carreta me dijo que la disco la abrían a las 12 de la noche, y eran las 10, así que me regresé.
Y me metí a un bar, donde compré un mojito, y el cajero me quizo timar devolviendome de cambio 7 CUC como si le hubiera dado un billete de a 10 CUC por un mojito, pero le reclamé, hasta que mandé llamar a su supervisor, y el señor me regresó mi cambio completo de mi billete de a 20, esa actitud me molestó, salí del bar y me fui, entré a otro, y caminaba y caminaba, pero aún no hacía amigos, y no encontraba a las chicas que había conocido en la playa.
Después de un rato en el mismo bar donde me encontraba, tocaba un grupo en vivo, y el establecimiento no tenía paredes, así que afuera se llenaba de cubanos quienes se ponían a baialr y hacían por completo la fiesta, ahí observé a un chico que me gustó con playera verde, y ojo verde, lo miré, me vio y nos vimos fijamente, después compré una cerveza en otro establecimiento, regresé a ese mismo lugar, lo ví y me acerqué para saludarlo.
Ahí nos hicimos amigos, fue cuando supe su nombre José, quien me presentaría "Al boricúa" y a "Rodrígo" sus dos amigos, quienes bailaban con las turistas, comenzamos a platicar y me dijo que por un momento pensó que yo era cubano, que sí pasaba por cubano, que nunca imagino que yo fuera mexicano, y ahí comenzó todo, fue cuando le dije que donde compraba una botella de ron, para invitarles un trago, nos paramos, y nos acompañó Rodrigo, fuimos hasta el otro lado de Varadero, unas 6 cuadras separan al mar de norte a sur, y ahí en la gasolineria, donde hay juegos mecánicos y mesas de billar, lugar que se convierte en su hogar, porque si no alcanzan el camión de la 1 am que los regresa a su casa, se tienen que quedar a dormir en Varadero, o a veces simplemente no pasa.
Comenzamos a beber y a fumar tabaco cubano, regresamos al bar, y nos hicimos amigos de una rusa que estaba más ebría y divertida que nada, nos hicimos fotografías con ella, y luego José quizo una foto conmigo, nunca había visto una cámara fotográfica, así que me pidió de favor ver la fotografía que nos habíamos hecho, y se dió el lujo de decir "hacernos otra Erick, que en esa no salgo guapo como cubano", sonreí y así fue.
Más tarde ellos comenzaron a platicar de su situación actual, y de que José soñaba con ser modelo y llegar a Texas, la tierra donde vive su tío, me dijo que cuando escapara de Cuba, algún día me regalaría su carnet para que yo lo vendiera de contrabando a los mexicanos indocumentados, y se hicieran parte de EUA en un instante, haciendose pasar por cubanos, solo reí mucho, y le dije que sería buen negocio.
Así estuvimos hasta que dieron la 1am y corrieron todos para tomar su camión, y los turistas nos quedamos sin fiesta cubana, me fui a dormir, pues quedé de ver a José al día siguiente a las 10 am en la esquina de la calle 51, y la avenida principal. Y sí, fue la noche más ebria que tuve hasta el momento, pues la cabeza me daba vueltas, apagué la luz, y dormí...