Antes de llegar al pastel, me dí un chapuzón en el océano, era una sensación hermosa, excitante sentir el agua fría y salada por mi piel morena, me sentía libre, era realmente libre, y me preparaba para una de las mejoes fiestas que mis pies tocarían, sabía que aquella sería una noche inolvidable.
Esa inquietud que tienes a los 23 años de querer conocer de todo, como cuando tienes 13, y todo lo que pasa por tu cabeza es desde como tendrá el culo la profesora, cuánto le medirá a tu compañero de a lado o quién se masturba más veces al día, así eras mis ansias de poder conocer el bajo mundo en el que mi presente era lo más importante, el futuro no importaba ya que no sabía si el día de mañana amanecería con vida, podría pederla en un tiroteo con militares, teniendo relaciones sexuales con poppers o simplemente atropeyado por un camión en la carretera.
Salí al campamento, donde me coloqué un short, unos tenis sucios y rotos, y una pequeña playera, qu es muy especial, pues me la regaló mi abuela en un cumpleaños. "Vámonos, no llevaré calzón" dijo Palma, nos reímos, y bebimos un poco de whisky que nos sobraba de la ronda anterior.
Al llegar al lugar, era como estar en el infierno, todos los pecados capitales ahí eran permitidos, había de todo tipo de personas, mucha mafia, muchachas hermosas y con cuerpos extravagantes, que si no fuera homosexual no dudaría ni tantito en dejarselas ir, ahí estaba Bob, "El Duque" y Sefora, nos saludamos, y comenzó la fiesta con un poco de cocaína, mi cuerpo dió 20 mil giros en 360°, mi corazón multiplicó sus palpitaciones a 650 por minuto, y mis pies comenzaron a saltar por todos lados, "soy libre, soy feliz", grité al salir a la piscina del lugar, donde había hombres y mujeres desnúdos, algunos practicaban orgías, otros bebían y se drogaban, unos simplemente se masturbaban al ver a otros.
- Sefora
"Kamaria, corre que ya llegó el Sr. Ferré", dijo Sefora al ver a uno de los empresarios hoteleros más fuertes de la playa, detrás de las cortinas salió una mujer como de 180 metros, negra y con el cabello afro, y fué a los brazos del señor español, el cual le dió un obsequió, ella sonrío y lo dirigió a la parte de arriba.
Mi padre nunca toleró que yo no era Abelardo, siempre fuí Victoria o mejor conocida como Sefora, es por ello que soy mujer muchachito, así que háblame en femenino, porque el día que me trates como el hombre que fuí en mi humillante pasado te cortare el cuello con el mismo cuchillo con el que le corté los testículos a mi padre.
Hoy llegó material nuevo, pero no lo quiero estrenar aquí, porque aún no lo educo, "¿cómo es que usted se...?" me lengua comenzó a trabarse al hablar, y Sefora terminó "me dedico al negocio de la prostitución", "exacto", respondí sonrojado. Paradójicamente mi padre que detestaba que me vistiera de mujer me prostituia con hombres, al pobre le encantaba ver como otros hombres me penetraban, cobraba por ello, yo solo recibía una patada en el culo, nunca me dió nada... (suspiró con mucho sentimiento).
Cuando lo asesiné de la forma en que te comenté, para mí ya no había otra salida para poder sobrevivir, como ves tengo buenas nalgas, mejores que muchas otras que están aquí, obvio en la actualidad tienen un poco de silicón, pero siguen hermosas las cabronas, así que me dediqué a prostituir mi cuerpo, como la policía me iba a buscar por la muerte de este pendejo, tuve que huir a Tijuana, y ahi conocí a Victoria, que en el día era Carlos, pero sabía mucho más que yo, conocía perfecto a los padrotes, y era de los consentidos, de él aprendí muchas cosas, siempre me cuidó de todos, ya que en este negocio no se sabe cuando amaneces en otro país o peor aún muerta.
Después de llevar 2 años en Tijuana, un día conocí a Antoine, un padrote francés, me llevó a Paris, y me convetí entre los favoritos de aquel país, como extraño ese callejón, hay mucho latino puto, no damas como yo, por supuesto que era la reina de la noche, habpia veces que cogía hasta con 15 chicos por noche, después de que ya tenía ahorrados unos francos, volé a Nueva York con apoyo de Antonie, y me convertí en la mujer plena que ahora soy.
En aquella ciudad conocí a Owen Sweet, quedó impresionado con lo hermosa que soy, se enamoró de mí, él controla toda la parte del Atlántico para aquello de la cogedera, estuvimos enamorados, Antonie nos visitaba y nos mandaba chicas europeas, hasta que un día me lo mató un policía, y tuve que huir a México, misma zona que él controlaba, y de herencia, me dejo esta hermosa playa, es por ello que soy respetada por muchos aquí, ya que "los poderosos" me protegen.
Con el trauma que tengo de que mi propio padre me prostituia, obvio yo a todos estos los cuido como si fueran mis hijos, aunque el negocio es el negocio, y si no rifan en esto, yo pierdo, y no podría llevar la vida que llevo, así que le tienen que chingar, si no Dafne se encarga de castigarlos por mí, odio que se me rompa una uña.
Tú te ves putito, dime no te agradaría meterte a esto, digo... puedes ahorrar y tal ves el día de mañana poder ser una mujer, no tan hermosa como yo, pero sí mujercita, "la verdad me gusta mi pito, me gusta el pito, y no me interesaría ser mujer con todo respeto hacia usted", le respondí a Sefora, ella me respondió con el humo de su cigarrillo manchado de rojo por sus labios carmesí... Esa era Sefora, todos la respetaban, hasta "El Duque".
Al salir de esa habitación, fuí a la barra, pedí un whisky, ahí estuve observando todo lo que ocurría en ese lugar, imaginaba un sin fin de cosas, desde una pelea que temrinaría con muertos, o que la policía llegara y nos detuviera a todos, o simplemente pensaba, que esto apenas comenzaría...
(CONTINUARÁ... )