Hoy por la tarde escuchaba una canción mientras estaba dormido, la cual me recordó el año 2006, cuando comenzabas a decirme por primera vez “te amo”, “pibe”, “ves como sos”, entre una decena de palabras y frases que caracterizaron el comienzo de una relación.
Esa canción me recordó las tardes en que ibas a los ensayos y yo me preparaba para un festival en mi clase de danza contemporánea, había una amiga que se dedicaba al ballet por lo cual era muy entregada a la danza, tus amigos y tú iban a distraerme y hacerme reír, hacían enojar a Shantal, y las personas que observaban el ensayo se reían, era marzo, y nos preparábamos para la semana cultural en nuestra preparatoria.
Ya tenía días que me decías palabras bonitas, y yo te respondía, comenzábamos a jugar a que éramos novios, aunque éramos más que amigos y tú lo sabías. Recuerdo que ese día de cumpleaños me diste el mejor abrazo que he recibido en toda mi vida, con fuerza, un apretón, me cargaste y hasta mis glúteos fueron víctimas de tus manos, cumplía 17 años, nos igualábamos en edad.
Se comenzaba a forjar lo nuestro, con una magia especial, fue la primera semana que estuvimos juntos desde que amanecía hasta que nos íbamos a dormir, yo me sentía extraño, no sé como te sentías tú, pero te dabas cuenta que hablabas más tú que yo, creo que eran mis nervios o la emoción de tenerte a mi lado como siempre había soñado, hasta me decías “¿porqué no hablas, te pongo nervioso?”, te respondía que no, pero tú asegurabas que sí, y la respuesta te la dije una semana después, afirmando a lo que decías, solo te reíste “ves, tenía razón te pongo nervioso jajaja”, dijiste riendo.
Esa semana comimos juntos, no aceptabas que pagara las comidas, reíamos en las comidas que hacen todos a esa edad, hamburguesas, hot dog’s, papas y demás chucherías que entraban a nuestras bocas, te molestabas cuando te ensuciabas, fuimos al cine, fuimos a casa de nuestros amigos, sin duda era muy, pero muy feliz.
Ibas a ver mis exposiciones en la semana cultural, que casi participaba en todas las materias, y nos robábamos los flanes que daríamos a los invitados en la exhibición de química, hasta que me cacharon y me reclamaron, nos reímos un buen, y tú te metiste todo el flan a la boca, no aguantábamos la risa, llevabas tu playera blanca con letras azules de EOY.
Recuerdo que nos salíamos de la prepa a las 7, 8 o 9 de la noche, veíamos todos los eventos con tal de no estar en casa, estaban los amigos, y era divertido estar haciendo travesuras como cuando eres niño, una de esas tardes me regalaste unas flores rojas, que aún conservo, yo estaba sacado de onda, pero tú solo extendiste tu brazo y me dijiste “para ti amor”, yo reí de los nervios, pero realmente no sabía que contestar, creo que después de los cinco minutos te di las gracias. A pesar de que nos despedíamos a unas cuantas cuadras, nos volvíamos a saludar en el Messenger, y platicábamos hasta la madrugada.
Estuve presente cuando probaste el primer cigarro que te hacía volar, me dijiste “es lo que un verdadero punk rock debe de hacer”, tu piel blanca se comenzó a hacer roja, te veías tan chapeado y todo lindo, comenzó a darte sueño, y optamos por ir a hacer ejercicio al deportivo para que se bajara, te comiste una fritanga con mucha cebolla para que tú boquita oliera a eso, y no al cigarro. Hicimos el ejercicio, pero nunca se te bajo, al contrario te dio mucho sueño, nos fuimos y te metiste a dormir luego, luego, para que no se dieran cuenta en tu casa.
Comenzaba la magia, hasta que un 22 de junio de 2006, lo dijiste por primera vez “quieres ser mi novio” y aunque terminamos la relación a la hora por tu miedo, seguimos con nuestra magia, con nuestra linda amistad que era más que eso, lo volviste a repetir una noche del 27 de junio de 2006, y me volviste el hombre más feliz de todo el mundo.
Desde entonces te amo y te seguiré amando, me sigues gustando con la misma intensidad con la que me cautivaste el primer día que te vi, un 16 de agosto de 2005, si lees esto, dirás “que buena memoria, recuérdame más”, aunque se que no hay que hacerlo, tú y yo somos tan especiales el uno para el otro que sé que lo tienes en la mente, amo el karma que nos envuelve y nos envolverá en un futuro, por siempre y para siempre.
Hoy pensé que no responderías, aunque pensaba positivamente y me diste una de las mejores mañanas que he tenido en mi vida, un 29 de junio de 2011, sin duda nunca olvidaré tus palabras y los mensajes a mi celular el día de ayer, tal ves me clave, pero con personas como tú vale la pena.
Solo espero el día que nos vuelva a unir como en el pasado, para volver a revivir todo el tiempo perdido que estuvimos separados, para volver a comenzar desde cero y olvidar el pasado, y así poder seguir juntos.
Esa canción me recordó las tardes en que ibas a los ensayos y yo me preparaba para un festival en mi clase de danza contemporánea, había una amiga que se dedicaba al ballet por lo cual era muy entregada a la danza, tus amigos y tú iban a distraerme y hacerme reír, hacían enojar a Shantal, y las personas que observaban el ensayo se reían, era marzo, y nos preparábamos para la semana cultural en nuestra preparatoria.
Ya tenía días que me decías palabras bonitas, y yo te respondía, comenzábamos a jugar a que éramos novios, aunque éramos más que amigos y tú lo sabías. Recuerdo que ese día de cumpleaños me diste el mejor abrazo que he recibido en toda mi vida, con fuerza, un apretón, me cargaste y hasta mis glúteos fueron víctimas de tus manos, cumplía 17 años, nos igualábamos en edad.
Se comenzaba a forjar lo nuestro, con una magia especial, fue la primera semana que estuvimos juntos desde que amanecía hasta que nos íbamos a dormir, yo me sentía extraño, no sé como te sentías tú, pero te dabas cuenta que hablabas más tú que yo, creo que eran mis nervios o la emoción de tenerte a mi lado como siempre había soñado, hasta me decías “¿porqué no hablas, te pongo nervioso?”, te respondía que no, pero tú asegurabas que sí, y la respuesta te la dije una semana después, afirmando a lo que decías, solo te reíste “ves, tenía razón te pongo nervioso jajaja”, dijiste riendo.
Esa semana comimos juntos, no aceptabas que pagara las comidas, reíamos en las comidas que hacen todos a esa edad, hamburguesas, hot dog’s, papas y demás chucherías que entraban a nuestras bocas, te molestabas cuando te ensuciabas, fuimos al cine, fuimos a casa de nuestros amigos, sin duda era muy, pero muy feliz.
Ibas a ver mis exposiciones en la semana cultural, que casi participaba en todas las materias, y nos robábamos los flanes que daríamos a los invitados en la exhibición de química, hasta que me cacharon y me reclamaron, nos reímos un buen, y tú te metiste todo el flan a la boca, no aguantábamos la risa, llevabas tu playera blanca con letras azules de EOY.
Recuerdo que nos salíamos de la prepa a las 7, 8 o 9 de la noche, veíamos todos los eventos con tal de no estar en casa, estaban los amigos, y era divertido estar haciendo travesuras como cuando eres niño, una de esas tardes me regalaste unas flores rojas, que aún conservo, yo estaba sacado de onda, pero tú solo extendiste tu brazo y me dijiste “para ti amor”, yo reí de los nervios, pero realmente no sabía que contestar, creo que después de los cinco minutos te di las gracias. A pesar de que nos despedíamos a unas cuantas cuadras, nos volvíamos a saludar en el Messenger, y platicábamos hasta la madrugada.
Estuve presente cuando probaste el primer cigarro que te hacía volar, me dijiste “es lo que un verdadero punk rock debe de hacer”, tu piel blanca se comenzó a hacer roja, te veías tan chapeado y todo lindo, comenzó a darte sueño, y optamos por ir a hacer ejercicio al deportivo para que se bajara, te comiste una fritanga con mucha cebolla para que tú boquita oliera a eso, y no al cigarro. Hicimos el ejercicio, pero nunca se te bajo, al contrario te dio mucho sueño, nos fuimos y te metiste a dormir luego, luego, para que no se dieran cuenta en tu casa.
Comenzaba la magia, hasta que un 22 de junio de 2006, lo dijiste por primera vez “quieres ser mi novio” y aunque terminamos la relación a la hora por tu miedo, seguimos con nuestra magia, con nuestra linda amistad que era más que eso, lo volviste a repetir una noche del 27 de junio de 2006, y me volviste el hombre más feliz de todo el mundo.
Desde entonces te amo y te seguiré amando, me sigues gustando con la misma intensidad con la que me cautivaste el primer día que te vi, un 16 de agosto de 2005, si lees esto, dirás “que buena memoria, recuérdame más”, aunque se que no hay que hacerlo, tú y yo somos tan especiales el uno para el otro que sé que lo tienes en la mente, amo el karma que nos envuelve y nos envolverá en un futuro, por siempre y para siempre.
Hoy pensé que no responderías, aunque pensaba positivamente y me diste una de las mejores mañanas que he tenido en mi vida, un 29 de junio de 2011, sin duda nunca olvidaré tus palabras y los mensajes a mi celular el día de ayer, tal ves me clave, pero con personas como tú vale la pena.
Solo espero el día que nos vuelva a unir como en el pasado, para volver a revivir todo el tiempo perdido que estuvimos separados, para volver a comenzar desde cero y olvidar el pasado, y así poder seguir juntos.